Desde Lima (AFP)

Alta demanda pone en peligro al aguaje en Perú, fruta emblema de su Amazonia

Por siglos, el aguaje o burití ha sido una fruta consumida en la selva de Perú. Pero el crecimiento poblacional y una mayor demanda fuera de la Amazonia hacen peligrar su existencia en el territorio, afectando a todo un ecosistema.

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Aguajes, frutas consumidas en la selva de Perú en Lima el 10 de setiembre de 2015 - AFP/AFP
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Por siglos, el aguaje o burití ha sido una fruta consumida en la selva de Perú. Pero el crecimiento poblacional y una mayor demanda fuera de la Amazonia hacen peligrar su existencia en el territorio, afectando a todo un ecosistema.

Según han advertido investigadores peruanos, en la última década se ha incrementado la deforestación de aguajales, como se conocen los bosques de palmeras de las que se extrae la fruta y que crecen en los humedales.

La venta del aguaje a mercados como el de Lima, donde se lo puede hallar en helados, pasteles, cócteles, harina y en la cocina gourmet, e incluso en la industria cosmética, aumentó el número de extractores que están destruyendo los bosques por el fruto, según un informe del estatal Instituto de Investigación de la Amazonia Peruana (IIAP).

"En la Amazonia hay siete millones de hectáreas de bosques de aguajales y la investigación revela que unas 800.000 hectáreas han sido deforestadas por la tala indiscriminada de la palmera para extraer el fruto que crece en la cima", dijo a la AFP Luis Campos Baca, director del IIAP.

- Mayor consumo-

El aguaje, que toma el nombre de la palmera en que crece (Mauritia flexuosa), es una fruta ovalada de 6 cm de largo por cinco de ancho. Su cáscara es color vinotinto y tiene una pulpa carnosa amarilla. Es rica en calorías, proteínas, aceites, carbohidratos, vitaminas A y C. Crece en palmeras de 20 a 35 metros de alto.

Por cada hectárea de aguajal, se pueden encontrar entre 60 a 240 palmeras colmadas de frutos en la cima. Su presencia es amplia en Ecuador, Bolivia, Brasil, Colombia, Guyanas, Venezuela, Surinam, Trinidad y Tobago y Perú, que ahora lo ve peligrar.

"Solo en la capital de la región Loreto, la ciudad de Iquitos -con medio millón de habitantes-, se comen actualmente 20 toneladas diarias de aguaje. En 2007, se consumían 12 toneladas", señaló Campos Baca.

En la Amazonia el aguaje se consume en refrescos y helados y la fruta también se está industrializando en envases.

"En menor grado, los aguajales son afectados por el cambio climático, debido al friaje (ola de frío) en algunas zonas de la selva que impide que fructifiquen, porque las flores se caen", agregó el funcionario.

- Gusanito en peligro-

Ricardo Zárate, jefe de la investigación del IIAP, señaló a la AFP que el problema base es la forma de extracción: cortando la palmera.

"La cosecha implica la muerte de la palmera. Es una forma tradicional pero, por el incremento de la demanda, se comienzan a destruir más aguajales, que son ecosistemas frágiles", explica.

Los primeros afectados con la deforestación de aguajales son las comunidades nativas que se alimentan de especies de esos bosques húmedos y usan las palmeras para construir sus viviendas.

La destrucción de aguajales afectaría también uno de los alimentos tradicionales de la población de la selva peruana, el suri (también conocido como chontacuro o mojojoy), un gusano que crece en la pulpa del tronco seco y viejo del aguajal y que se consume frito.

También corren peligro el caimán negro, la anaconda -el ofidio más grande de la Amazonia- el jaguar, el tapir amazónico, los cerdos de monte (sajino y huangana), lechuzas, guacamayos y el pez de agua dulce carachama.

- Árbol de la vida -

La etnia yagua en Loreto llama al aguajal "la madre de la floresta" o el "árbol de la vida" y lo considera símbolo de la inmortalidad.

Los investigadores esperan que siga haciendo honor a ese apelativo. Por ello, el IIAP trabaja en producción de aguajales enanos para que los frutos puedan ser extraídos sin talar la palmera, y desarrolla procesos de zonificación ecológica para proponer áreas de conservación.

Los investigadores recomiendan educar a los extractores de aguaje para que sólo corten los racimos de fruta.

En Madre de Dios (selva sur), para combatir la depredación, se esta promoviendo también el turismo en los aguajales con apoyo del ministerio del Ambiente y la Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GIZ).




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