Acusan a 21 personas de homicidio por la mayor catástrofe ambiental de Brasil
La Fiscalía de Brasil acusó el jueves de homicidio calificado a 21 personas por 19 muertes en la ruptura en 2015 de un dique de contención de residuos mineros de la compañía Samarco, en el estado de Minas Gerais (sureste).
La Fiscalía de Brasil acusó el jueves de homicidio calificado a 21 personas por 19 muertes en la ruptura en 2015 de un dique de contención de residuos mineros de la compañía Samarco, en el estado de Minas Gerais (sureste).
El anuncio fue hecho por el fiscal Jose Leite Sampaio en una rueda de prensa en Belo Horizonte, cerca de Mariana, la localidad donde se produjo el desastre el 5 de noviembre de 2015, considerado como "la mayor catástrofe ambiental en la historia de Brasil".
Samarco es una empresa conjunta de la brasileña Vale y de la anglo-australiana BHP Billiton.
En la lista de acusados figuran el presidente de Samarco en el momento del desastre, Ricardo Vescovi, así como el director general de operaciones, Kleber Terra.
De los 22 acusados de "homicidio calificado", 21 lo fueron con el agravante de "dolo eventual", lo cual supone que eran conscientes de los daños que podrían ocasionar sus operaciones.
"La seguridad fue dejada de lado, en busca de mayores beneficios" económicos, sostuvo el fiscal.
Las acusaciones de homicidio calificado en Brasil cumplen penas de 12 a 30 años de cárcel.
En un comunicado, Vale "rechaza con vehemencia la denuncia presentada por el Ministerio Público Federal".
Un embalse de desechos mineros colapsó el 5 de noviembre de 2015, desatando un torrente de lodo que enterró al pueblo de Minas Gerais y dejó un saldo de 19 muertos, centenares de desplazados y la peor tragedia ambiental de la historia de Brasil.
Cientos de kilómetros cuadrados fueron arrasados por el tsunami de barro generado por el derrumbe, que atravesó dos estados por el cauce del río Doce y llegó hasta el mar, con consecuencias desastrosas para la vida cotidiana de miles de habitantes, el medio ambiente y la economía local.
El deslave agitó metales pesados que estaban decantados en el lecho del río y los elevó por encima de los parámetros máximos, por lo que las autoridades suspendieron las actividades pesqueras.
Samarco enfrenta una demanda de miles de millones de dólares por los costos de la limpieza y los daños ocasionados.
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