La Orden femenina de las Cistercienses

Origen

Fundación de la rama femenina: hacia 1125
Lugar: Francia
Inspirador: San Bernardo de Claraval, figura clave de la reforma cisterciense.
Primera abadía femenina: Tart, fundada por el abad Esteban Harding.

Regla y carisma

Siguen la Regla de San Benito, como los benedictinos, pero con énfasis en:

• Simplicidad y austeridad
• Trabajo manual y autosuficiencia
• Silencio y contemplación

Viven una vida comunitaria, sin posesiones personales, bajo una abadesa.

Espiritualidad

• Centralidad de la Eucaristía y la Liturgia de las Horas.
• Práctica diaria de la lectio divina (lectura orante de la Biblia).
• Devoción a la Virgen María, invocada como "Nuestra Señora del Císter".
• Fuerte sentido de la humildad, obediencia y pobreza evangélica.

Votos

Las monjas cistercienses profesan los votos de:

• Pobreza
• Castidad
• Obediencia
• Estabilidad (permanencia en su monasterio)
• Conversatio morum (conversión continua de vida)

Actividades

• Trabajo manual como medio de sustento: cultivo, apicultura, panadería, textiles, productos naturales.
• Hospitalidad monástica: algunos monasterios ofrecen casas de retiro espiritual.
• Venta de productos como:
  • Miel, dulces, queso, cosmética natural
  • Libros religiosos y artículos litúrgicos

Presencia actual

• Hay cientos de monasterios cistercienses femeninos en todo el mundo.
• Muchas están agrupadas en congregaciones autónomas, aunque algunas se integran en la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia (Trapenses).
• Algunas comunidades tienen presencia online, donde comparten su vida, aceptan pedidos o promueven retiros.

Diferencia con otras órdenes monásticas femeninas