Las Cruzadas
En el año 1000 d.C. Constantinopla, sede del Imperio romano de Oriente o Bizantino, se erigía como la ciudad más próspera y poderosa del mundo, pues se encontraba situada en una posición fácilmente defendible, en medio de las principales rutas comerciales; contaba con un gobierno centralizado y absoluto en la persona del emperador, además de un ejército capaz y profesional.

Gracias a las acciones emprendidas por el emperador Basilio II Bulgaroktonos, los enemigos del Imperio habían sido dominados en su totalidad. Sin embargo, tras la muerte de Basilio, tribus nómadas provenientes de Asia Central, los turcos, aparecían por los horizontes con una religión recién adoptada: la de Islam.Una de esas tribus, los turcos selyúcidas (llamadas así por su mítico líder Selyuk), se lanzó contra el "infiel" imperio de Constantinopla.
En la batalla de Manzikert, en el año 1071, casi todo el ejército imperial fue arrasado por las tropas turcas, y uno de los co-emperadores fue capturado. A raíz de esta derrota, los bizantinos debieron ceder la mayor parte de Asia Menor (hoy el núcleo de la nación turca) a los selyúcidas. A partir de entonces había fuerzas musulmanas asentadas a escasos kilómetros de Constantinopla.
Por otra parte, los turcos también habían avanzado hacia Siria y Palestina. Una por una las ciudades del Mediterráneo Oriental cayeron en sus manos, y en 1070 entraron en la Ciudad Santa, Jerusalén. La invasión turca a Jerusalén fue el hecho que conmocionó fuertemente tanto a Europa Occidental como a la Europa Oriental. En ambas partes empezaron a temer que los turcos fueran a vencer al mundo cristiano, haciendo desaparecer su religión. Además, empezaron a llegar numerosos rumores acerca de torturas y otros horrores cometidos contra peregrinos en Jerusalén por las autoridades turcas.
En 1081, subió al trono bizantino Alejo Comneno, quien decidió hacer frente a la amenaza asiática. Pronto se dio cuenta que no podría hacer el trabajo solo, por lo que inició acercamientos con Occidente, a pesar de que las ramas occidental y oriental de la cristiandad habían roto relaciones en 1054. Deseaba en particular contar con soldados normandos, los cuales habían conquistado el reino de Inglaterra en 1066 y por la misma época habían expulsado a los mismos bizantinos del sur de Italia. Alejo envió emisarios a hablar directamente con el Papa Urbano II, para pedirle su intercesión en el reclutamiento de los caballeros cruzados. El papado ya se había mostrado capaz de intervenir en asuntos militares; ésta era otra oportunidad de demostrar el poder del Papa sobre la voluntad de Europa. Fueron varios los años que Alejo tuvo que esperar para que finalmente Urbano II convocara a las guerras cruzadas en nombre de la cristiandad con el fin de expulsar a los musulmanes.
Este Papa distribuyó entre los caballeros cruces de paño rojo, para que fueran usadas en la armadura o en el yelmo que iba sobre sus cabezas. Por esta razón se les llamó "cruzados" y a las expediciones "Cruzadas". Los caballeros se dirigieron hacia el territorio de Constantinopla y a Jerusalén durante siete largas expediciones que se organizaron desde 1096 hasta 1291.
Ante este hecho histórico tenemos la visión de los dos grupos que se disputaron el dominio del territorio de Constantinopla y Jerusalén, y que también lucharon por el dominio de la religión imperante en el entonces mundo conocido: Asia y Europa. Una tercera perspectiva surge entre los que estuvieron en contra de las Cruzadas, llamados por su postura, los inconformes.
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