Adaptaciones a la altitud
Como en las montañas del Himalaya, los Andes imponen condiciones severas y muchas limitaciones en la vida.

En consecuencia, el pueblo andino es físicamente adaptado a las alturas en formas especiales. En contraste con las personas nació y se crió en el nivel del mar, viven alturas andinas 2.500 metros o más sobre el nivel del mar tienen 25% más de sangre que es más viscoso y rica en glóbulos rojos, un corazón que es proporcionalmente mayor y pulmones especialmente adaptados, más grandes, con una mayor capacidad de tomar oxígeno de la atmósfera.
Adaptaciones biológicas han permitido a los nativos trabajar de manera eficiente y sobrevivir con éxito en las alturas andinas de 20.000 años.
La primera investigación científica importante sobre la biología de altura fue realizada por el científico médico peruano Carlos Monge Medrano en la década de 1920. Demostró que masticar hojas de coca desempeña un papel en ayudar en el metabolismo en las poblaciones de gran altitud.
Estudios más recientes han demostrado que masticar coca ayuda significativamente en metabolizadoras alimentos altos en carbohidratos como papas, yuca y maíz, que son básicos tradicionales en la región andina, proporcionando desde la masticación el aporte de energía más rápida de sus comidas. Supuestos efectos narcóticos de masticar hojas de coca son nulas porque las enzimas en la boca logran la conversión de la coca en sustancias como la atropina, a diferencia de quienes participan en cocaína.
Antropólogos Catherine Allen y Enrique Mayer también han demostrado el uso de coca tradicional de papel central juega en comunidades andinas como un medicamento, sustancia ritual y un elemento en asuntos económicos y sociales.
Fuente: Rex A. Hudson, ed. Peru: A Country Study. Washington: GPO for the Library of Congress, 1992.