Himno de la Ciudad del Vaticano
El Estado de la Ciudad del Vaticano es un ente soberano de derecho público reconocido universalmente, con bandera propia e himno oficial.

HISTORIA
Por disposición del Papa Pio XII, del 16 de octubre de 1949, el himno es la Marcha Pontificia compuesta por el músico católico francés Charles Gounod (1818-1893), célebre por otras obras musicales, como la ópera lírica “Fausto” y el “Ave María”.
Himno Pontificio
La música del actual Himno pontificio fue compuesta por Gounod para el Papa Pio IX, en el aniversario de su coronación. La Marcha pontificia se interpretó por primera vez en la tarde del 11 de abril de 1869 al celebrarse el jubileo sacerdotal del Papa. Aquel día, tras las solemnes funciones de la mañana en la Basílica Vaticana, se celebró un gran concierto en la Plaza de San Pedro en honor del Sumo Pontífice, con siete bandas musicales pertenecientes a diversos cuerpos y regimientos pontificios presentes en Roma (Gendarmería Pontificia con el Maestro Roland, Regimientos de línea, con el Maestro Baffo, Cazadores, con el Maestro Pezzina, Suizos, con el Maestro Willimburg, Carabinieri externos, Legión Romana con el Maestro Angelini, Regimiento de Dragones), acompañados por un coro de un millar de soldados. La Marcha pontificia de Gounod fue muy aplaudida y repetida varias veces, según refirió al día siguiente el diario Osservatore Romano.
Después de recibir las felicitaciones de representantes diplomáticos de varios países en la Basílica Vaticana, con alrededor de cinco mil fieles presentes, Pio IX se asomó al balcón central de San Pedro para saludar a la multitud que llenaba la Plaza y asistir al concierto. Al aparecer el Pontífice, las siete bandas colocadas en las gradas tocaron la antigua Marcha Triunfal de Hallmayr, el himno pontificio oficial por ordenanza, y comenzaron el concierto interpretando lo que el periódico vaticano había anunciado el día anterior como “el nuevo himno escrito expresamente para la ocasión por el maestro Gounod, seguido a coro por un millar de nuestros soldados”. El éxito de la nueva composición debió ser notable, según refirió el diario vaticano el 12 de abril de 1869, pues “la música se repitió varias veces”. Fue interpretada con frecuencia en sucesivas ocasiones y alcanzó celebridad por su ritmo grandioso y solemne, casi litúrgico, sin que todavía llegara a convertirse en himno pontificio hasta 81 años después.
El Himno Pontificio del Gounod, que fue adoptado oficialmente en la Vigilia del Año Santo de 1950, es diferente del compuesto por Hallmayer, con ritmo vivo, a la manera de un vals, según el estilo de la época. Pio XII estableció la sustitución del himno oficial usado hasta entonces por la Marcha Pontificia de Gounod por su tono religioso más acorde con los tiempos. El sábado 24 de diciembre de 1949, vigilia de Navidad y de la apertura del Año Santo de 1950, tuvo lugar una austera ceremonia en el Patio de San Dámaso en la cual, tras haberse dado lectura a la ordenanza que disponía la nueva sustitución, la música fue interpretada por primera vez como nuevo himno oficial pontificio junto al himno precedente, por la banda de la Guardia Palatina de Honor (que sería después disuelta por Pablo VI junto con otros Cuerpos armados del Vaticano a excepción de la Guardia Suiza Pontificia).
Hoy día, el Himno Pontificio de Gounod, conocido en todo el mundo, es interpretado por la banda civil en ocasiones solemnes de la vida del Estado, en ceremonias presididas por el Sumo Pontífice o un representante suyo.
No obstante, el Himno pontificio no puede ser considerado como himno nacional: las palabras del Maestro Antonio Allegra y del Maestro Raffaello Lavagna están dirigidas al corazón de cuantos ven en Roma la sede de Pedro.
Las características musicales y de composición que dan notoriedad al Himno Pontificio de Gounod fueron descritas así por el Maestro Antonino De Luca, Director de la Banda Palatina, en Vita Palatina de febrero de 1950: "La Marcha Pontificia de Gounod, que revela la vigorosa personalidad del autor del “Fausto”, es una composición de ritmo majestuoso. La primera parte, en tono Fa mayor, comienza con un acertado toque de trompeta, al que se une en pleno toda la orquesta creando una atmósfera de grandeza serena. La segunda parte, sin embargo, contrasta con la primera: en el centro domina un nuevo sentimiento profundamente religioso que nace de un sentido de superioridad espiritual. La tercera parte se inicia con un tono fuerte marcando casi una separación imperiosa de toda solicitud terrena”.
Texto del Himno Pontificio
Con motivo del reconocimiento del Himno de Gounod en 1949, Mons. Antonio Allegra (1905-1969), entonces organista de la Basílica de San Pedro, compuso un texto italiano que hoy es comúnmente cantado, que exhorta con las palabras «Roma inmortal, de mártires y de santos». Curiosamente, el himno oficial vaticano no había tenido nunca palabras latinas. Para que pudiera ser cantado por todos los fieles del mundo, independientemente de los rispectivos idiomas nacionales, el Himno Pontificio de Gounod fue dotado de un texto latino que inicia con las palabras O felix Roma - o Roma nobilis, del canonigo savonés Mons. Raffaello Lavagna (1918-...). El autor se inspiró en las numerosas citas petrinas que contienen las Escrituras. Fue cantado por primera vez de forma privada por el coro Iubilate Deo, bajo la dirección de Sor Dolores Aguirre, el 15 de junio de 1991, durante la visita que hizo el Santo Padre al Centro Transmisor de Santa Maria de Galeria, por el 60° aniversario de fundación de Radio Vaticano. La primera exhibición pública, a cargo del coro y orquesta de la Mitteldeutscher Rundfunk de Leipzig, fue el 16 de octubre de 1993, en el Aula Pablo VI, con motivo del 15° aniversario de la elección de Juan Pablo II y del 100° aniversario de la muerte de Charles Gounod.
Fuente: [El Vaticano]