Desde Epernay (Francia) (AFP)

Un implacable trabajo de hormiga en Francia contra el uso indebido de la denominación 'champagne'

Preservativos, perfumes y bebidas con el sello Champagne. Se encuentra de casi todo entre las 1.000 piezas decomisadas por las autoridades francesas que combaten las falsificaciones y persiguen en todo el mundo cualquier utilización fraudulenta de esta denominación de origen.

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Charles Goemaere, director general del Comité Interprofesional del Vino de Champaña (CIVC), muestra una botella de vino espumoso ruso con el nombre de champán, el 24 de agosto de 2021 en la localidad francesa de Epernay, 140 km al este de París - AFP/AFP
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Preservativos, perfumes y bebidas con el sello "Champagne". Se encuentra de casi todo entre las 1.000 piezas decomisadas por las autoridades francesas que combaten las falsificaciones y persiguen en todo el mundo cualquier utilización fraudulenta de esta denominación de origen.

"Es el precio de la gloria", dice Roxane de Varine-Bohan, una de los cinco juristas del servicio "de preservación de la denominación de origen" instalado en Epernay, 140 km al este de París, un servicio tan discreto como estratégico del poderoso Comité interprofesional del Vino de Champaña (CIVC) que defiende los intereses de 16.200 viticultores y 360 empresas vinculadas a la producción del champán.

Cada año, en colaboración con las autoridades francesas y extranjeras, esta oficina se ocupa de unos mil casos en 80 países.

Uno de los últimos se inició en junio, cuando Rusia adoptó una nueva ley que prevé que solo los vinos efervescentes rusos podrán llamarse "champán", mientras que las champañas francesas deberán etiquetarse como "vino espumoso".

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Charles Goemaere, director general del Comité Interprofesional del Vino de Champaña (CIVC), muestra una copia del perfume de la marca Yves Saint-Laurent 'Champagne', el 24 de agosto de 2021 en la localidad francesa de Epernay, 140 km al este de París (AFP/AFP)

Después, tres ministros franceses "escribieron a sus homólogos rusos para pedir la suspensión de esta ley", dice el director general del CIVC, Charles Goemaere, que "espera una respuesta en septiembre".

En otro asunto diferente, los aduaneros de la ciudad de Le Havre (norte de Francia) decomisaron el mismo mes 750 botellas de un refresco llamado "Couronne Fruit Champagne" enviadas desde Haití para un restaurante en región parisina.

"El objetivo no es obtener un pago por daños y perjuicios sino prohibir el uso del nombre 'champagne' en ese producto vendido en las Antillas francesas y en Sudamérica", agrega Roxane de Varine-Bohan.

Unos 120 países en el mundo reconocieron la denominación de origen 'champagne', entre ellos China, "que la protege muy bien", según Goemaere. Pero "lgunos resisten aún, como Estados Unidos, Rusia, Bielorrusia o Haití. Pero lo lograremos", afirma la jurista.

- Un trabajo de hormigas -

El reconocimiento de la denominación de origen controlada, la AOC 'Champagne', como se conoce en Francia, se remonta a 1936, después de una movilización de los viticultores de esta región que tiene unas 34.000 hectáreas de viñedos actualmente y se sitúa unos 150 km al este de París.

"En 1843, algunos productores de la región de Champagne lograron que la justicia prohibiera que los productores de otra región de Francia llamaran champaña a su vino blanco", dice Goemaere.

Desde entonces, la persecución de los falsificadores no ha cesado, a veces en la sombra, pero a veces públicamente, como en los años 1990, cuando el CIVC ordenó al grupo Yves-Saint-Laurent que retirara del mercado su perfume "Champagne".

"Hacemos un trabajo de hormigas (...), pero somos implacables", afirma Roxane de Varine-Bohan.

La antigua aldea vitícola suiza de Champagne es testigo de ello. Cuando, a comienzos de los años 1990, su cooperativa decidió llamar sus vinos blancos "champagne" para venderlos mejor, fue llevada ante la justicia por el CIVC.

El Comité ganó en 1999 gracias a acuerdos bilaterales entre la Unión europea y Suiza.

- Investigación mundial -

Son pocos los productos que utilizan indebidamente la palabra y no son detectados por el CIVC. Incluso los casos más pequeños, como hace unos años unos caramelos vendidos en Inglaterra o una soda distribuida en Alemania.

La vigilancia de este organismo se basa en una red distribuida en diez países de la que forman parte 70 gabinetes de abogados, pero sobre todo en las informaciones enviadas por los amantes de la bebida.

"Estas alertas representan el 80% de nuestros casos", explica Charles Goemaere.

En algunos casos, la falsificación puede llevar también a redes criminales. A comienzos de los años 2010, los servicios de aduanas franceses interceptaron un camión italiano que iba destino a Gran Bretaña.

Contenía miles de botellas de espumoso de baja calidad con etiquetas con la marca "champagne". La pista condujo hasta una red mafiosa.

"Mientras la palabra 'champagne' sea tan conocida, habrá dinero en juego. Nuestro trabajo es infinito", concluye Charles Goemaere.



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