Un científico intenta resucitar la Perla de Oriente en Hong Kong
En una balsa en la costa este de Hong Kong, un exbanquero de inversiones reconvertido a científico raspa con paciencia sus 2.000 ostras, una tarea ardua pero necesaria para recuperar el cultivo de perlas en la ex colonia británica.
En una balsa en la costa este de Hong Kong, un exbanquero de inversiones reconvertido a científico raspa con paciencia sus 2.000 ostras, una tarea ardua pero necesaria para recuperar el cultivo de perlas en la ex colonia británica.
"Antes esta especie abundaba en Hong Kong", afirma Yan Wa-tat, de 58 años. "La pesca de perlas se remonta a más de 1.000 años, pero debido a la sobrepesca en Hong Kong quedan pocas".
Yan Wa-tat cultiva las perlas Akoya, de pequeño tamaño, muy apreciadas por los joyeros. Espera demostrar que es una actividad viable.
El oficio requiere paciencia: el molusco necesita alrededor de un año para producir una perla de cultivo.
La técnica consiste en introducir un cuerpo extraño en la concha del molusco para imitar el proceso natural, cuando un grano de arena o un fragmento de roca entra en su interior y con los meses se cubre con capas de nácar que acaban formando la perla.
En otros tiempos el cultivo de perlas era frecuente en esta región del sur de China.
La perla de agua dulce más grande del mundo, que perteneció en su día a la emperatriz Catalina II de Rusia, se formó probablemente en el Río de las Perlas, en esta zona. Un mercader holandés transportó a finales del siglo XVIII la "Sleeping lion" (León durmiente), una perla natural con una forma extraña, a Batavia, la actual Yakarta.
- Competencia japonesa -
Hong Kong, conocida antes como la Perla de Oriente, es el principal importador y exportador de perlas del mundo. En 2016, las exportaciones fueron de alrededor de 1.800 millones de dólares (1.600 millones de euros), según datos de la ONU. Pero no se producen localmente debido a la sobrepesca y a la competencia del extranjero.
El cultivo de las ostras perleras es una industria relativamente moderna. En los años 1950, algunos acuicultores se lanzaron en este negocio pero tuvieron que abandonarlo progresivamente debido a la competencia japonesa.
Yan y un puñado de pescadores intentan cambiarlo, con una mezcla de tradición y de tecnología ultramoderna.
Hace unos años, Yan todavía trabajaba en el lucrativo sector bancario. Hasta que sintió ganas de "hacer algo más interesante y productivo para la sociedad", y realizó un doctorado en la escuela de ciencias Biológicas de la universidad de Hong Kong, con la idea de resucitar esta actividad.
En el laboratorio universitario investiga la mejor manera de insertar un chip de identificación por radiofrecuencia en el cuerpo introducido en el molusco.
- Ostras con pitido -
Yan pasa un escáner delante de una de las ostras. Se oye un pitido ligero antes de que aparezca una serie de números en una aplicación de su teléfono móvil.
Los beneficios de sus investigaciones son múltiples. El chip permite saber si una ostra contiene una perla.
Gracias a los números de identificación, los compradores podrían conocer la procedencia exacta de las joyas, lo que reduciría el riesgo de estafa en términos de calidad.
En marzo, un grupo de pescadores, inspirándose en Yan, cosechó perlas Akoya por primera vez en Hong Kong desde hacía mucho tiempo.
"Creo que el cultivo de perlas tiene futuro en Hong Kong", explica Leung Kam-ming, quien cultiva las Akoya en una balsa en la costa de Sai Kung, una región rural del este de la ciudad. "Comencé con esto para ganar un dinero extra".
Hay unas 30.000 ostras. Cada perla se vende a unos 100 dólares de Hong Kong (11 euros, 12,5 dólares). Las que no sirven para la joyería pueden venderse a los sectores de la medicina china y de los cosméticos.
Sitio no falta. Según la universidad de Hong Kong, alrededor del 90% del millar de balsas de pesca ancladas en aguas de la ciudad están inutilizadas porque pocos jóvenes quieren lanzarse a esta actividad.
"Si demuestro a los pescadores que se puede vivir de la pesca, que se pueden diversificar los ingresos, entonces creo que estarán interesados", predice el investigador Yan Wa-tat.
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