Desde Bruselas (AFP)

UE y oenegés muestran su inquietud por el retorno al carbón en el bloque

El anuncio de un mayor uso de carbón en Alemania, Austria y Países Bajos despertó preocupación en la Comisión Europea y entidades ambientales, que advierten sobre el riesgo de un descarrilamiento de las ambiciones climáticas de la Unión Europea (UE).

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La policía observa a unos activistas de Greenpeace que cubren la sede del partido Unión Demócrata Cristiana en Berlín con una tela negra el 1 de julio de 2020 para protestar contra su política concerniente a la industria del carbón - AFP/AFP/Archivos
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El anuncio de un mayor uso de carbón en Alemania, Austria y Países Bajos despertó preocupación en la Comisión Europea y entidades ambientales, que advierten sobre el riesgo de un descarrilamiento de las ambiciones climáticas de la Unión Europea (UE).

"Tenemos que aprovechar esta crisis para avanzar" en la transición energética "sin retroceder hacia los combustibles fósiles", dice la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en una entrevista con varios periódicos europeos publicada el martes.

"Es delicado encontrar el equilibrio", advirtió la funcionaria alemana.

Los Países Bajos decidieron el lunes levantar por completo las restricciones a la generación de electricidad con carbón, mientras que Alemania y Austria anunciaron el domingo que harían más uso del carbón para compensar la caída en las entregas de gas ruso a Europa.

"Es una mala opción, consecuencia de una década de retraso y abandono. Los estados han seguido apostando por los combustibles fósiles en lugar de invertir lo suficiente en renovables", dijo por su parte Neil Makaroff, de Réseau Action Climat (RAC), una federación de ONG ambientales.

"El riesgo es sustituir una dependencia por otra, importar carbón colombiano o australiano, gas natural licuado estadounidense o catarí, para reemplazar los hidrocarburos rusos", dijo a AFP, para expresar su preocupación porque "estos retrocesos coyunturales se están volviendo estructurales".

"Esto es preocupante, incluso si no se trata de nuevas inversiones en carbón sino de reabrir o hacer un mayor uso de las plantas existentes", apuntó a su vez Sam Van den plas, de la ONG Carbon Market Watch.

"El desafío es cómo estos países seguirán siendo capaces de cumplir con sus planes para eliminar gradualmente el carbón" y su trayectoria de reducción de emisiones de CO2, porque "si hay más emisiones en la quema de carbón, otras industrias tendrán que reducir las suyas aún más", indicó.

Mark Breddy, de Greenpeace Europa, indicó a su vez que "querer que el carbón nos salve de una crisis provocada principalmente por los combustibles fósiles es como darse cabezazos contra una pared para curar una migraña".

Según él, la prioridad debe ser reducir drásticamente las necesidades de electricidad porque "se desperdician cantidades enormes de energía, desde la industria a la agricultura, desde el transporte a las viviendas con aislamiento precario".




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