Desde Berlín (AFP)

Sector del automóvil y Gobierno de Alemania analizan el futuro del diésel

Los jefes de la industria automotriz alemana y altos responsables del Gobierno alemán se reúnen este miércoles para analizar el futuro de los motores diésel, en plena crisis del sector, desacreditado por los escándalos sobre las emisiones de gases contaminantes de los coches.

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El ministro alemán de Transportes, Alexander Dobrindt, llega a una reunión del gabinete en la cancillería de Berlín, el 2 de agosto de 2017 - AFP/AFP
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Los jefes de la industria automotriz alemana y altos responsables del gobierno alemán se reúnen este miércoles para analizar el futuro de los motores diésel, en plena crisis del sector, desacreditado por los escándalos sobre las emisiones de gases contaminantes de los coches.

El objetivo de esta reunión de crisis es encontrar soluciones concretas para reducir los niveles de gases contaminantes y evitar así las restricciones a la circulación de vehículos diésel con la que amenazan varias ciudades.

Una perspectiva que inquieta tanto a los 12 millones de usuarios de vehículos diésel en Alemania como a los fabricantes. Casi un tercio del parque automotor en el país es diésel.

La industria automotriz se colocó ella misma "en una situación muy difícil" y tiene ahora "una gran responsabilidad para reconquistar la confianza", advirtió el ministro de Transporte, Alexander Dobrindt, miembro de los conservadores bávaros del CSU, aliados del partido de la canciller.

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Cifras clave de 2016 de los constructores alemanes de automóviles (AFP/AFP)

"No estoy dispuesto a ceder a los amiguismos", agregó en una entrevista el lunes por la noche con la televisión pública ARD, para contrarrestar las regulares críticas sobre la presunta indulgencia del poder con esa industria.

- Dilema -

Todos los fabricantes de coches en Alemania, Volkswagen y sus marcas Audi y Porsche, Daimler (Mercedes-Benz), pero también Opel y el estadounidense Ford, participarán en este "foro nacional" en Berlín organizado por el gobierno y que se celebra dos años después del comienzo del escándalo de los motores diésel.

Volkswagen, número uno mundial del sector, reconoció entonces que equipó 11 millones de unidades con motores diésel de un programa que accionaba un mecanismo interno para limitar las emisiones contaminantes durante los controles.

Desde entonces, la sospecha se extendió al conjunto de la industria, que es objeto de numerosas investigaciones judiciales. Los constructores franceses PSA o Renault, así como el ítalo-estadounidense Fiat Chrysler, también están en la mira de la justicia por el engaño.

El contexto se ensombreció además con la revelación de las sospechas de cártel entre los constructores alemanes, que habrían, según el semanario Der Spiegel, sentado las bases para la manipulación de las emisiones contaminantes.

El gobierno alemán quiere mostrarse firme frente a los constructores, pero al mismo tiempo tiene que apoyar a un sector que representa un quinto de las exportaciones del país y 800.000 empleos.

"Se trata de criticar lo que debe ser criticado, teniendo en mente que se trata de una industria estratégicamente importante en Alemania", subrayó Ulrike Demmer, portavoz de la cancillería alemana.

- No "demonizar al diésel" -

Los últimos años, los fabricantes alemanes invirtieron mucho en los motores diésel ya que emiten menos dióxido de carbono que los motores de gasolina. Es por ello que la canciller alemana, Angela Merkel, pide no "demonizar al diésel".

Pero la otra cara de la moneda de esta tecnología es que emite más óxidos de nitrógeno (NOx), lo que contribuye en las ciudades a la formación de la contaminación, responsable de enfermedades respiratorias.

De cara a las legislativas del 24 de septiembre en Alemania, el tema se convirtió en objeto de rivalidad entre socialdemócratas y conservadores.

El aspirante a suceder a Merkel por la izquierda alemana, Martin Schulz, estimó "insoportable" la ausencia este miércoles en la reunión de la canciller, que se encuentra de vacaciones.

Pero para Stefan Bratzel, experto del sector y director del Center of Automotive Management, la responsabilidad de la crisis es ampliamente compartida.

Los fabricantes maniobraron mintiendo sobre las emisiones, pero fue "con la aprobación silenciosa de las instancias políticas" de todo el arco político, estimó Bratzel. Es por lo tanto necesaria una "revisión completa" de las relaciones entre la industria y los poderes públicos, añadió.

El jefe del gobierno de Baja Sajonia, accionista de Volkswagen, Stephan Weil, insistió por su parte que al menos a medio plazo no se deben prohibir el ingreso de coches diésel a los centros urbanos.

"Los automovilistas no son los que tienen que pagar los platos rotos", consignó este miércoles el periódico Bild. "Necesitamos un concepto global para una mejor calidad del aire y coches limpios 'Made in Germany'. Pero a medio plazo seguimos necesitando el diésel", insistió.

Los constructores alemanes cuentan en los coches con motores diésel modernos, "descontaminados", para respetar la reglamentación europea en materia de reducción de emisiones.

Y ya propusieron o anunciaron la mejora a su cuenta de algunos de sus vehículos que ya están en las calles para eliminar los efectos del programa que filtraba las emisiones de NOx.




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