Desde París (AFP)

¿Qué se sabe de la hodroxicloroquina para combatir el coronavirus?

Brasil generaliza su uso, Donald Trump lo toma todos los días. ¿Qué se sabe de la polémica hidroxicloroquina - un derivado del antipalúdico cloroquina- a la que han recurrido varios países para luchar contra la covid-19?

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Un médico muestra unas pastillas de Nivaquine, que contiene cloroquina, el 26 de febrero de 2020 en un hospital de Marsella, en Francia - AFP/AFP/Archivos
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Brasil generaliza su uso, Donald Trump lo toma todos los días. ¿Qué se sabe de la polémica hidroxicloroquina - un derivado del antipalúdico cloroquina- a la que han recurrido varios países para luchar contra la covid-19?

¿Qué es?

La cloroquina se prescribe desde hace décadas contra el paludismo, un parásito portado por el mosquito.

Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), conocida con varios nombres dependiendo del país, se administra contra el lupus o la artritis reumatoide. Ahora, la HCQ es la que se administra más contra el covid-19.

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La hidroxicloroquina (AFP/AFP)

Como la cloroquina y la hidroxicloroquina son moléculas conocidas y baratas, han suscitado muchas esperanzas, sobre todo en África.

Pero no son en absoluto las únicas con las que se están haciendo ensayos en la actualidad: más de 800 ensayos clínicos tratan de evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica The Lancet.

La hidroxicloroquina ha adquirido desde finales de febrero una fama inédita desde que el profesor Didier Raoult, director del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella y reputado experto en la materia, se hizo eco de un pequeño estudio chino, poco exhaustivo, que afirmaba que los fosfatos de la cloroquina muestran señales de eficacia en los pacientes afectados con SARS-CoV2.

La confesión, el martes, del presidente estadounidense, Donald Trump, de que toma cloroquina diariamente como medida preventiva, ha vuelto a enardecer el debate en torno a la hidroxicloroquina.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro está convencido de sus efectos, pese a que no han sido probados, hasta el punto de que el ministerio de salud recomendó el miércoles su uso para los pacientes ligeramente afectados por la enfermedad.

Más allá del ámbito político, la hidroxicloroquina se ha convertido en un debate público y político muy mediatizado, que suscita discusiones inflamadas en familia y en los medios de comunicación y en las redes sociales.

¿Es eficaz contra la covid-19?

Este es el quid de la cuestión.

La hipótesis de una acción de estas moléculas contra el nuevo coronavirus procede del hecho de que mostraron a veces resultados positivos en los ensayos in vitro o en animales y contra algunos virus.

Algunos estudios han demostrado también efectos in vitro contra el SARS-CoV2 pero muy a menudo, los resultados científicos in vitro no responden a la hora de aplicarlos sobre el ser humano.

No hay consenso científico sobre su eficacia en el hombre contra el SARS-CoV2, debido a la falta de retrospectiva suficiente y a estudios realizados según las reglas habituales que deben garantizar la aleatoriedad (pacientes elegidos por sorteo), "grupo testigo" (pacientes que reciben el tratamiento y otros que no), "doble-ciego" (pacientes y médicos que no saben quién toma el tratamiento y quién ha recibido un placebo).

Además, la mayoría de los estudios se realizan con un numero limitado de pacientes.

Por último, un estudio debe publicarse en una revista científica tras relectura crítica y validación por otros científicos, independientes de los que han realizado las pruebas.

Hasta ahora, no hay estudios que cumplen estos criterios a la vez y muchos contienen sesgos metodológicos, más o menos importantes.

El profesor Raoult hizo públicos varios estudios que, según él, muestran eficacia a la hidroxicloroquina cuando se toma con un antibiótico, la azitromicina. Según él, la urgencia sanitaria justifica que se administre ampliamente este medicamento.

Asimismo, aboga por la administración de esta terapia combinada desde los primeros síntomas y afirma en su tercer estudio realizado con 1.000 pacientes que después de 10 días, más de nueve de cada diez (91,7%) no tenían carga viral.

Pero esta cifra, como la de la mortalidad de los pacientes tratados, es comparable a la observada en caso de evolución natural de la enfermedad.

Entre los sesgos metodológicos de este estudio, apuntados por otros científicos, destacan que no hay grupo testigo, lo que impide demostrar la eficacia de la HCQ.

Además, más del 95% pacientes tratados no presentaban señales de gravedad, por lo que en la mayoría de los casos, podrían haber podido sanar espontáneamente con o sin tratamiento.

Un estudio realizado en hospitales neoyorquinos y publicado a inicios de mes en la revista estadounidense NEJM muestra que la hidroxicloroquina no ha mejorado ni empeorado de manera significativa la situación de pacientes graves.

Dos estudios, uno chino y otro francés, publicados la semana pasada, constatan que la HCQ no reduce significativamente los riesgos de admisión en reanimación ni de muertes en los pacientes hospitalizados con neumonía por covid-19.

- Los riesgos -

La cloroquina, pero sobre todo la hidroxicloroquina, son medicamentos que pueden tener efectos secundarios importantes, o incluso graves.

La agencia francesa del medicamento ANSM ha advertido en particular contra los riesgos cardíacos relacionados con la combinación de HCQ y la azitromicina.

La Agencia sueca del medicamento decidió el 2 de abril limitar la prescripción de cloroquina e hidroxicloroquina solo para algunas patologías, entre las que no se encuentra la covid-19, dada la falta de datos sobre su inocuidad para los enfermos de covid-19.

Como los conocimientos son demasiado limitados, la Agencia Europea del Medicamento, en particular, estima que estos medicamentos solo deberían "ser utilizados en ensayos clínicos o programas de emergencia" en el marco de los protocolos estrictos validados en cada país.

- ¿Quién lo utiliza y en qué marco? -

Dada la explosión de demanda de cloroquina y de hidroxicloroquina desde hace semanas, se puede suponer que médicos en todo el mundo lo han prescrito contra la covid-19.

De hecho, estas moléculas -en general HCQ y menos habitual la cloroquina- están siendo administradas a pacientes enfermos de covid-19 en varios países.

Pero el marco suele estar limitado: ensayos clínicos y en general solo en hospitales. A veces, se administran a los casos más graves y otras a los menos graves.

Aunque desde el miércoles hay una excepción notable: el ministerio de salud de Brasil ha recomendado el uso de la cloroquina y de hidroxicloroquina para los pacientes ligeramente afectados por covid-19.

Sin embargo, "como no hay estudios completos que muestren los beneficios de estas moléculas para el tratamiento de covid-19 (...) la decisión de prescribirlos depende del médico, con el acuerdo del paciente", agrega el ministerio.

En Estados Unidos, la agencia del medicamento (FDA) ha autorizado su uso, pero solo en hospital de "manera adaptada, cuando no esté disponible o no sea factible un ensayo clínico".

Más allá de los ensayos clínicos, Francia limita el uso de la hidroxicloroquina a los hospitales y solo para los casos más graves por decisión colegiada de los médicos.

El ensayo europeo (Discovery) que está probando cuatro tratamientos, entre ellos la hidroxicloroquina y que suscitaba muchas esperanzas está siendo más complicado de lo previsto, sobre todo porque no hay pacientes. Es probable que no haya conclusiones hasta dentro de varias semanas.

Pese a las esperanzas suscitadas, no hay que esperar una "molécula milagrosa", porque los investigadores que iniciaron antes los ensayos, en China y en Italia, "los habrían encontrado", advirtió el 7 de mayo la profesora Florence Ader, que dirige el estudio Discovery.




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