Desde Brasilia (AFP)

Normalizar la relación y atraer inversiones, doble objetivo de Rousseff en EEUU

La presidenta Dilma Rousseff intentará completar el proceso de deshielo con Estados Unidos presentando a la comunidad financiera de Nueva York y Washington su programa de ajuste fiscal y un frondoso menú de opciones para invertir en la adormecida economía brasileña.

comercio,Brasil,diplomacia,EEUU,inversiones,espionaje
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, lanza el Plan Nacional para la EXportación, el 24 de junio de 2015 en Brasilia - AFP/AFP
Anterior Siguiente
Síguenos en Google News

La presidenta Dilma Rousseff intentará completar el proceso de deshielo con Estados Unidos presentando a la comunidad financiera de Nueva York y Washington su programa de ajuste fiscal y un frondoso menú de opciones para invertir en la adormecida economía brasileña.

Entre el 27 de junio y el 1 de julio, la mandataria se reunirá con su par estadounidense, Barack Obama, en la Casa Blanca para tener un demorado encuentro que sellará la recomposición del vínculo bilateral, que había entrado en un compás de espera dos años atrás, cuando estalló un escándalo de espionaje que llegó hasta el teléfono de la propia Rousseff.

En ese entonces, nada hacía imaginar que a poco de asumir su segundo período, la presidenta se enfrentaría a un escenario económico y político tan crítico como para que una visita a Estados Unidos pueda convertirse en un respiro de los problemas nacionales.

"Una foto de la presidenta Dilma con Obama tendrá un significado político en Brasil. Simbólicamente tiende a comunicar una presidenta más abierta al mundo, al diálogo, especialmente para los sectores más críticos, mostraría que está intentando hacer política desde otra perspectiva", dijo a la AFP Carlos Melo, cientista político de la escuela de negocios Insper. "La importancia interna de este viaje es mucho mayor que la externa. Ciertamente, en este momento es mucho más importante para Brasil que para Estados Unidos", añadió.

Lejos de los sondeos que reflejan la popularidad de la presidenta en mínimos históricos (10%) y de los cuestionamientos al plan de austeridad fiscal que abundan en el Congreso y hasta en el gobernante Partido de los Trabajadores (izquierda), el gobierno ultima los detalles de un seminario en Nueva York para ofrecer a cientos de inversores su plan de concesiones para obras de infraestructura por 64.000 millones de dólares.

La delegación brasileña buscará explicar cómo pretende recuperar una economía que está previsto que caiga un 1,2% este año, al tiempo que intenta seducir a los muy necesitados inversores extranjeros. El plan tendrá hasta la aportación de Laurence Fink, presidente de la mayor empresa de inversión del mundo: BlackRock, quien coordinará ese evento en el New York Palace Hotel.

- Sin medias tintas -

El gobierno brasileño ha explicitado sin dobleces su intención de profundizar la ya de por sí intensa relación con Estados Unidos, su segundo socio comercial, con un intercambio de 62.000 millones de dólares en 2014, y su mayor inversor externo, con un stock de 116.000 millones de dólares. Estados Unidos "es el principal destino de las exportaciones de manufacturas y ofrece una perspectiva interesante en el corto y medio plazo. Si Brasil tiene una agenda concreta, y estamos en eso, de convergencia regulatoria y retirada de barreras no tarifarias, eso puede darnos ganancias", dijo el ministro de Comercio Exterior, Armando Monteiro, a la prensa internacional.

Tras dar por superado el incidente de las escuchas, el gobierno de Rousseff pretende avanzar a todo vapor en una agenda que va desde el cambio climático hasta las reformas en la ONU, según la presentación que hizo el ministerio de Relaciones Exteriores en Brasilia. Y aspira a cosechar beneficios económicos pronto.

Ese objetivo permea el apretado cronograma del viaje: presentaciones ante empresarios e inversores en Nueva York, Washington y San Francisco, incluyendo una visita a la casa matriz de Google y a un centro de investigación de la NASA con empresarios del sector aeroespacial.

Con un panorama local que no ahorra malas noticias, Rousseff podría encontrar en Estados Unidos un bien muy escaso en casa: apoyo a su programa de Gobierno.

"La agenda bilateral no tiene un acuerdo político de base que pueda servir como punto de partida para avanzar en acuerdos más específicos. Con este viaje, Dilma (Rousseff) intenta recuperar parte de las cuestiones que solían estar asociadas con el pensamiento de grupos más liberales o de derecha. Está tratando de mostrar que no es simplemente una nacionalista y que puede tener una conexión con Estados Unidos. El momento de este viaje es muy, muy importante", dijo Ricardo Sennes, economista de la consultora Prospectiva.

Para el analista Melo, la profundidad de los problemas que afronta el país dificultan anticipar un saldo de la visita: "No existe una tribuna mejor que la que tendrá en Estados Unidos. La pregunta es: ¿Aún es posible cambiar las expectativas, es posible recuperar la credibilidad? La respuesta es la razón del propio viaje", concluyó.




Este sitio usa imágenes de Depositphotos