Desde Edlesborough (Reino Unido) (AFP)

Noche de terror en una vieja iglesia inglesa

¿Acampar en una iglesia? Es posible, al menos en la campiña inglesa, donde los aficionados a las emociones fuertes pueden alquilar una para pasar allí una noche de terror durmiendo sobre tumbas centenarias.

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Andrea Stewart prueba su cama en la iglesia St Mary, en Edlesborough, en Inglaterra, el 2 de septiembre de 2019 - AFP/AFP
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¿Acampar en una iglesia? Es posible, al menos en la campiña inglesa, donde los aficionados a las emociones fuertes pueden alquilar una para pasar allí una noche de terror durmiendo sobre tumbas centenarias.

"Pensar en quienes duermen debajo nuestro hace la atmósfera más excitante", explica Kae Ono, una estudiante de historia japonesa, mientras despliega su saco de dormir en la iglesia medieval de St Mary, en Edlesborough, a unos 60 km al norte de Londres.

Kae, sus tres amigos y su perro Coco son aficionados al "champing", palabra que fusiona "church" (iglesia) y camping, una práctica que permite financiar el mantenimiento de monumentos.

Cuesta 50 libras (62 dólares, 56 euros) por persona alquilar St Mary para compartir el espacio con los murciélagos y poder tocar algunas canciones en el órgano de la iglesia.

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La iglesia medieval de St Mary y su cementerio, en Edlesborough, a unos 60 km al norte de Londres (AFP/AFP)

La asociación para la conservación de las iglesias proporciona camas de campaña y sacos para dormir en este lugar inhabitual, en cuyo subsuelo están enterrados los notables de antaño.

"¡Me encanta! ¿Han visto los árboles? Es espeluznante", se exclama Lingbo Zhou, otra estudiante, originaria de China, mientras su amiga Kae intenta tocar un tema del "Fantasma de la ópera" en el viejo órgano.

"Vamos a ver una película de terror más tarde, hemos traído 'El exorcista'", explica esta estudiante de arqueología.

Los invitados descubren los rincones de su alojamiento temporal con la excitación nerviosa que suele acompañar al principio de uno de esas películas que cortan la respiración.

Ismail Abdirahman, estudiante de historia, sube al púlpito para predicar ante su pequeña congregación, mientras Zhou busca pintadas antiguas en las paredes.

"¿Y si a medianoche damos un paseo por el cementerio?", lanza esta última. "Al mismo tiempo, pensaré en esas caras raras de ahí arriba", dice señalando las esculturas de piedra con rostros grotescos que decoran la bóveda.

- "Daba realmente mucho miedo" -

La asociación para la conservación de las iglesias, que gestiona 354 edificios, propone 19 de ellos en alquiler nocturno, en Inglaterra y en Escocia. Son seleccionadas tras consultar con las autoridades locales, a menudo muy entusiastas ante esta iniciativa, asegura Neil Best, responsable del programa.

Aunque todavía está consagrada, St Mary, una parroquia anglicana, organiza muy pocos servicios religiosos y sus invitados nocturnos están sometidos a pocas restricciones, a parte de evitar el ruido, para no molestar a los vecinos.

Incluso se permite consumir alcohol. "Eso sí, no hagan tonterías", dice la página web de la asociación sobre los excesos.

Hasta ahora no se ha señalado ningún abuso o degradación y los "champistas" se comportaron con respeto, afirma Best.

La asociación asegura que la iglesia "seguirá siendo un lugar de contemplación, de tranquilidad y de paz". Y subraya que estas particulares acampadas, que idearon en 2014, "no son más que el último capítulo de una tradición en constante evolución".

Para Kae, la experiencia "es muy interesante". En Japón, "dejar que la gente pase la noche en un templo es inimaginable".

Zhou, que afirma ser atea, encuentra "triste" que la iglesia ya apenas se utilice. Pero con estas acampadas, dice, "encontró una nueva vida y atrae a más gente que viene a apreciar su belleza".

Pero lo más importante es su carácter espeluznante, que funciona bien. "Ha sido una de las noches más terroríficas que hemos pasado, en el buen sentido", asegura Kae al día siguiente.

"Los ruidos... y las vidrieras por la noche, daban realmente mucho miedo, también había murciélagos y algo que volaba", afirma. "Incluso ir al baño daba miedo, hemos visto arañas", agrega.

La proximidad de los muertos, reconoce la japonesa, perturbó un poco su sueño. "¡Era difícil no pensar en ellos!".




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