Desde Norcia (Italia) (AFP)

Los productores de jamón de Norcia resisten pese a los seísmos en Italia

La familia Fausti perdió su casa en el seísmo de agosto en Italia, así como su cochiquera, su taller y su tienda en los temblores de octubre; sin embargo, estos productores de jamón de Norcia, con una gran cartera de clientes prestigiosos, no tiran la toalla.

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Jamones tradicionales del pueblo italiano de Norcia en un edificio dañado por la sacudida de un terremoto de magnitud 6, el 31 de octubre de 2016, un día después del seísmo - AFP/AFP/Archivos
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La familia Fausti perdió su casa en el seísmo de agosto en Italia, así como su cochiquera, su taller y su tienda en los temblores de octubre; sin embargo, estos productores de jamón de Norcia, con una gran cartera de clientes prestigiosos, no tiran la toalla.

En la fatídica noche del 24 de agosto, Ada y Giuseppe Fausti dormían en el primer piso de su residencia cuando un terremoto azotó la región, causando la muerte de 300 personas y destrozando aldeas enteras.

"Nos salvamos de milagro", reconoce Ada a la AFP. Aún así, "no sabíamos que era sólo el inicio", lamenta.

Para no abandonar a sus animales, durmieron durante diez días en su propio automóvil, luego se trasladaron a una tienda de campaña, y, finalmente, los cinco adultos de la familia acabaron en una caravana prestada por unos amigos.

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Imagen del 31 de octubre de 2016 de un bombero frente a la Basílica de San Benedicto, en el casco histórico de Norcia (Italia), destruida un día antes por un terremoto de magnitud 6 (AFP/AFP/Archivos)

Sin embargo, el 26 de octubre, dos temblores fuertes azotaron de nuevo la región, y el 30 sintieron otro.

Esta vez el epicentro fue localizado mucho más cerca de Norcia, una próspera y pequeña ciudad medieval, conocida mundialmente por sus jamones, embutidos y salchichas de cerdo.

En apenas unos días, la familia perdió su cochiquera, además de su fábrica remodelada hace dos años por 200.000 euros y la tienda donde los visitantes podían adquirir el renombrado jamón de Norcia y otras de las especialidades que producen sus 400 cerdos, todos criados al aire libre y de una rara y apreciada raza autóctona.

"El terremoto nos mató", comenta Ada.

En la cochiquera, que albergaba a los hembras reproductoras, veinte animales tuvieron que ser sacrificados.

Además, el miedo sentido afectó a la mayoría de las cerdas supervivientes, que terminaron abortando.

A causa del hundimiento que sufrió el terreno, las tres fuentes que suministraban agua a las 100 hectáreas de bosque donde los cerdos engordaban en libertad se secaron.

Sin la cochiquera, las crías pasan frío y están a la merced de los lobos que vagan por esa región de los Apeninos.

Los Fausti se encontraron además con una reserva de poco más de 200 jamones, que corrían el riesgo de dañarse por no contar con un almacenamiento adecuado.

- "Sabores intensos" -

Sin un seguro apropiado para una zona con tan alto riesgo sísmico, los daños hubieran podido aniquilar por completo las dos décadas de esfuerzos para montar la empresa, que ha obtenido muchos premios por la calidad de sus productos.

Pese a todo, la finca reanudó su producción un mes después y la empresa volvió a exportar sus refinados productos.

Gracias a un llamamiento lanzado en las redes sociales por Valentina, hija de la pareja, se conseguió vender los jamones que amenazaban con estropearse rápidamente, se pudo reactivar la mitad de la producción y, en poco tiempo, una nueva cochiquera de madera estará lista.

"La solidaridad funcionó bien", admitió Valentina.

La familia no piensa de ninguna manera en abandonar sus tierras.

"Somos gente obstinada", reconoce Ada. "Hemos hecho un montón de sacrificios, no vamos a renunciar", sentenció.

"Nuestros jamones tienen su propio gusto, porque se producen aquí; no sería lo mismo en otros lugares", aclara.

Su marido, Giuseppe, explica que sus jamones -que se venden a 150 euros el kilo-, han llegado a ser servidos en la Casa Blanca y que provienen de cerdos sacrificados durante el invierno.

"Durante el verano y otoño comen bellotas, frutos del bosque, diferentes granos y hierbas, incluso trufas", sostiene. Afirma que "es por eso que los jamones tienen ese sabor intenso".

Algunos de esos preciados jamones han quedado atrapados en el sótano de la granja y solo podrán ser recuperados cuando se hayan retirado los escombros de los pisos superiores.

"No me preocupan: la temperatura y humedad que hay ahí abajo es perfecta, serán los mejores jamones", asegura Giuseppe.




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