Desde Hong Kong (AFP)

La inmobiliaria china Evergrande pacta un plan para reestructurar su deuda con acreedores

El plan de reestructuración propuesto por el gigante inmobiliario chino Evergrande fue aprobado por un grupo de acreedores internacionales, lo que supone un importante paso para aliviar su abultada deuda, anunció el grupo.

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Dos niños juegan con pelotas de baloncesto frente a los edificios de un complejo residencial promovido por Evergrande, el 28 de julio de 2022 en Pekín - AFP/AFP/Archivos
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El plan de reestructuración propuesto por el gigante inmobiliario chino Evergrande fue aprobado por un grupo de acreedores internacionales, lo que supone un importante paso para aliviar su abultada deuda, anunció el grupo.

En una nota dirigida a la bolsa de Hong Kong el lunes por la noche, la compañía dijo haber acordado las condiciones de esta reestructuración con un grupo de acreedores que tienen bonos por más de 20.000 millones de dólares.

Evergrande, la principal empresa inmobiliaria de China, reconoció en 2021 estar en dificultades por más de 300.000 millones de dólares de deuda, lo que provocó en el sector una grave crisis con repercusiones internacionales.

En marzo, el grupo anunció una propuesta de reestructuración que ofrecía a los acreedores cambiar su deuda por nuevos pagarés emitidos por la compañía y acciones de dos subsidiarias de Evergrande.

En su nota del lunes, Evergrande asegura que el grupo de acreedores se acogió a tres esquemas distintos que implican una combinación de nuevos pagarés y bonos que pueden ser convertidos en acciones en las dos filiales.

La firma aseguró que la cotización de sus acciones, interrumpida desde marzo de 2022, "seguirá suspendida hasta nuevo aviso".

Evergrande había asegurado que este plan de reestructuración era un "sustancial hito positivo" que va a "facilitar los esfuerzos de la compañía para reanudar operaciones y resolver sus problemas".

El sector inmobiliario chino, clave en la economía del país, sigue en turbulencias con grandes promotores como Evergrande incapaces de terminar sus proyectos, lo que provoca protestas y boicots a los pagos de hipotecas por parte de los compradores.

Además, empresas más pequeñas entraron en quiebra o tienen problemas de liquidez desde que el gobierno introdujo restricciones a los créditos en 2020.




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