La inflación en España se situó en diciembre en el 6,5% y, aunque inferior a la estimación inicial del 6,7%, sigue siendo "la más alta desde mayo de 1992", informó el viernes el Instituto nacional de Estadística (INE).
La subida récord se debió principalmente al aumento de los precios de la energía, que hizo que el gasto de los hogares y de las empresas se disparara, lo que repercutió en toda la cadena económica, según el INE.
En un año, el coste de la vivienda se ha disparado un 23,3%, debido al gasto en calefacción. El coste del transporte aumentó un 10,9%, mientras que el coste de los alimentos y las bebidas no alcohólicas subió un 5%.
Con respecto a noviembre, la inflación se aceleró fuertemente (+1,2%), según el INE.
El Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC), que permite la comparación con otros países de la eurozona, subió un 1,1% hasta alcanzar el 6,6% en un año.
Esta situación es una mala noticia para el gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez y sus medidas sociales (aumento de las pensiones, subidas salariales, etc.), cuyo efecto se verá probablemente anulado por la pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación.
Sin embargo, España no es el único país que se enfrenta a un pico inflacionista en los últimos meses: según Eurostat, la tasa de inflación de la zona euro alcanzó en diciembre su nivel más alto en 25 años, con un 5% en un año.
Estas cifras están muy por encima del objetivo del Banco central Europeo (BCE) de una inflación del 2% en la zona euro. Pero, para la institución monetaria, esta inflación es transitoria y debería disminuir en 2023, tras un pico en 2022.