Desde Berlín (AFP)

La hostilidad hacia Atenas alcanza su punto álgido entre los alemanes

Entre preocupación y exasperación, la opinión de los alemanes sobre Grecia se ha degradado rápidamente en estos últimos meses, hasta el punto de que una mayoría de ellos es favorable ahora a una salida de este país de la zona euro.

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La canciller alemana, Angela Merkel, pensativa antes de dirigirse al Bundestag, en Berlín, para hablar de Grecia el 18 de junio de 2015 - AFP/AFP
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Entre preocupación y exasperación, la opinión de los alemanes sobre Grecia se ha degradado rápidamente en estos últimos meses, hasta el punto de que una mayoría de ellos es favorable ahora a una salida de este país de la zona euro.

"Los griegos ya nos mintieron durante la introducción del euro presentando cifras falsas. No deberían haber entrado nunca en la zona euro", asegura en Berlín Bernd Turck, un jubilado de 67 años, preocupado por ver a sus "hijos y nietos financiar este país".

Aunque se muestra convencido de que un acuerdo en el último minuto entre Grecia, al borde de la suspensión de pagos, y sus acreedores impedirá una salida del país del euro -situación conocida como 'Grexit'-, forma parte del 51% de alemanes favorable a esta última solución, según sondeo de la televisión pública ZDF realizado entre el 9 y el 11 de junio.

El número de alemanas favorables a una salida de Grecia de la eurozona no deja de aumentar desde la llegada al poder del partido de izquierda radical Syriza en Atenas, explica a la AFP Matthias Jung, director del instituto Forschungsgruppe Wahlen, responsable de las encuestas.

"¡Ya hemos dado mucho dinero a los griegos!", "Son un pozo sin fondo". Estos mensajes de lectores del diario Bild, que ha lanzado una violenta campaña contra Grecia, reflejan la radicalización de la opinión pública.

En este sentido, Jung recuerda que a principios de año, "una clara mayoría" de alemanes aún apoyaba la continuidad de Grecia en la zona euro.

Sin embargo, más de dos tercios de los alemanes estiman ahora que la Unión Europea no debe hacer más concesiones a Atenas, un dato que debe tener en cuenta la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, cuya popularidad reside en su postura intransigente hacia los países en crisis del sur de Europa.

La "pérdida de paciencia" del pueblo alemán afecta tanto a los sectores socialdemócratas como a los conservadores, de Merkel, apunta Jung, si bien todavía no tanto a una mayoría de simpatizantes de los Verdes o de la izquierda radical.

- La amenaza del 'Grexit' -

"Grecia no ha generado mucha simpatía estos últimos meses", constataba el jueves el diputado conservador Gunther Krichbaum ante la prensa extranjera. Para el parlamentario, muchos pueden llegar a pensar que "ya basta", que se ha mostrado mucha "solidaridad" con Grecia.

Los sondeos en Francia y en los países del sur de Europa muestran una opinión pública favorable a los griegos, pero el sentimiento alemán no es único, asegura Krichbaum, en referencia a Eslovaquia, Eslovenia o Letonia.

La crisis griega desveló un abismo entre la posición "basada en las reglas" de los alemanes y la de los griegos, quienes consideran ilegal la imposición desde fuera del país de su política económica y social, analiza la politóloga Daniela Schwarzer, del grupo de análisis The German Marshall Fund of the United States.

"Cuando veo que en nuestro país, los jubilados deben vivir con casi nada, me da rabia ver cómo [el primer ministro griego Alexis] Tsipras rechaza tocar las pensiones de los griegos", lamenta Nicole Baumann, una comerciante de Colonia de 55 años.

Los dirigentes de Syriza han multiplicado los mensajes en la prensa alemana. Alexis Tsipras afirmaba de nuevo el jueves al Tagesspiegel que Alemania no tendría que subvencionar los salarios y las jubilaciones de los griegos.

En este contexto, nadie es capaz de predecir las consecuencias de una salida de Grecia de la zona euro, pero muchos alemanes están dispuestos a aceptar pagar una dura factura para poner fin al folletín griego, explica Matthias Jung. Este analista destaca, en cambio, el apego visceral de sus conciudadanos a la supervivencia del euro y de la Unión Europea, como un sinónimo de paz y de estabilidad tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

"Tengo miedo a un 'Grexit'", reconoce Sonke Wassermann, un estudiante de 22 años. "No tengo miedo por mi existencia o mi nivel de vida, sino porque será el final de la idea europea".




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