Desde Alberdi (Paraguay) (AFP)

Inundaciones convierten en isla a una ciudad de Paraguay

El río Paraguay se abate con furia sobre poblaciones ribereñas, inundadas por sus aguas que ya han provocado más de 130.000 damnificados, algunas de ellas a punto de quedar sumergidas como la localidad de Alberdi, 130 km al sur de Asunción.

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Zonas inundadas en Alberdi, 130 km al sur de Asunción, el 30 de diciembre de 2015 - AFP/AFP
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El río Paraguay se abate con furia sobre poblaciones ribereñas, inundadas por sus aguas que ya han provocado más de 130.000 damnificados, algunas de ellas a punto de quedar sumergidas como la localidad de Alberdi, 130 km al sur de Asunción.

Sus casi 10.000 habitantes se niegan a abandonarla pese a los llamados del gobierno a evacuar, según comprobó la AFP.

"El muro de contención filtra. Sale el agua a borbotones y según nuestros expertos el nivel de riesgo de que explote y se abra como un tsunami es grande", dijo a la AFP el ministro de Emergencia Nacional, Joaquín Roa, durante un recorrido por el lugar.

El impacto del fenómeno El Niño, sumado a una temporada atípica de intensas lluvias desde fines de noviembre, ha dejado un saldo de 170.000 desplazados en localidades de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay por crecidas de los ríos Paraguay, Paraná, Iguazú, Uruguay y sus afluentes.

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Soldados paraguayos ayudan a la población en Alberdi, a 130 km de Asunción el 30 de diciembre de 2015 (AFP/AFP)

En Paraguay, los más afectados son los humildes pobladores de los bañados del litoral de la capital, que suman unas 90.000 personas.

Alberdi es una población ubicada frente a Formosa, capital de la provincia argentina del mismo nombre, con la cual se comunica a través de botes y lanchas que cruzan el río Paraguay.

A diferencia de Formosa, ubicada en un terreno más alto, la condición topográfica plana y baja de Alberdi la convierte en vulnerable a cualquier crecida del río. De hecho, las inundaciones la transformaron en una isla a la que solo se puede acceder por aire o por agua.

Las autoridades construyeron en 1983 un muro de contención que había hecho olvidar a sus pobladores el efecto de las crecidas del río, pero las inundaciones extraordinarias de este año superaron todas las predicciones.

"Los pobladores de Alberdi no quieren creer que el muro se puede venir abajo. La velocidad del agua es impresionante. A eso se suma el oleaje de los buques de gran porte, las barcazas con contenedores que surcan sin cesar el canal principal del río. Todo va soliviantando la defensa" del muro de contención, explica el intendente (alcalde), Federico Centurión.

Sus llamados a unas 50 familias para evacuar una zona comprometida por una eventual fisura del muro no han sido atendidas por los pobladores, que rodearon sus humildes casas con muros de bolsas de arena de hasta dos metros de largo.

- Puede haber una tragedia -

"El agua está filtrando desde abajo como si estuviéramos parados en un manantial", precisó el alcalde Centurión a la AFP.

El ministro Roa señala a su turno que si el agua sigue subiendo, como ocurre día tras día, "me voy a ver obligado a convocar a la fiscalía para que ordene el uso de la fuerza" para evacuar a los pobladores que resisten la medida.

"Si el muro se rompe en la noche esto va a ser una tragedia", advirtió el funcionario.

Juana Vargas, quien accedió a irse de Alberdi junto a su familia para refugiarse en Formosa, comentó a la AFP que no pasó "bien la Navidad".

"Tenemos niños. Juegan en el lodo. Hay mosquitos. Es un peligro tomar agua. Se están enfermando. Tenía pesadillas. Mi quebranto es que la inundación llegue de noche cuando estemos durmiendo, por eso me voy al lado argentino", afirmó la mujer.

Pero para otra residente del lugar, Gabriela González, "las autoridades exageran" y dice que el agua "no va a pasar" el muro de contención, mientras desciende cargada de bultos de un bote que la trajo hasta Alberdi desde tierra firme.

De profesión comerciante, ella no ceja en su empeño de acercar las mercaderías a sus clientes pese a los 6 dólares que le cuesta realizar el trayecto en bote.

El teniente coronel Catalino Benítez, de la Segunda División de Caballería de Misiones, que se encarga de la asistencia en las evacuaciones destaca la resistencia de los pobladores a dejar el lugar. "A nosotros nos dicen: 'lo que pasó tal año fue peor'. Es su consuelo".

"Hasta nuestra presencia no gusta, a pesar de que venimos a ayudar", añadió.

Con las manos entrelazadas, el intendente Centurión afirma que "estamos en manos de Dios y la Virgen" y ruega porque el muro de contención resista el embate de las aguas.

Pero el ministro de Emergencia nacional insiste. "Hay una pared de agua que se está desplazando al sur (..) No se puede esperar más. Hay que evacuar" ahora, enfatiza.




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