Desde Séderon (Francia) (AFP)

Francia, en plena guerra del lobo

Furtivos y astutos, solo las cámaras consiguen detectarlos, con sus ojos relucientes en medio de la noche. Los lobos, unos animales que fascinan a los amantes de la naturaleza, se han convertido en la pesadilla de los ganaderos desde su reaparición en Francia.

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Lobos en el zoo de Bourbansais, en Pleugueneuc, Francia, en 2015. Furtivos, salvajes, los lobos han reaparecido en el sureste de Francia para alegría de los amantes de la naturaleza, no así para los granjeros, que temen por su ganado - AFP/AFP/Archivos
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Furtivos y astutos, solo las cámaras consiguen detectarlos, con sus ojos relucientes en medio de la noche. Los lobos, unos animales que fascinan a los amantes de la naturaleza, se han convertido en la pesadilla de los ganaderos desde su reaparición en Francia.

"En una noche, perdimos el 10% de nuestro rebaño", confía a la AFP Claire Lapie, una ganadera de 32 años, en Sédaron (sureste).

La especie se había extinguido en territorio francés en los años 1930 y seguía estando relegada a un puñado de cuentos para niños. Pero hace 25 años el "Canis lupus" regresó a Francia y desde entonces ha ido ganando terreno, como en toda Europa. Y desatando pasiones.

Cerca de 10.000 cabezas de ganado han muerto este año a causa del lobo en Francia, un 10% más que el año anterior. El estado financia el 80% de las medidas de protección e indemniza las pérdidas, pero solo en parte.

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¿Está amenazado el pastoreo, que practican miles de ganaderos en Francia y que el Estado fomenta para luchar contra la proliferación de maleza y limitar los riesgos de incendios en estas regiones áridas? (AFP/AFP/Archivos)

En las colinas calcáreas salpicadas de retamas y de bojes enrojecidos por la sequía en Séderon, Claire Lapie cría ovejas desde hace tres años con su pareja, Yann Rudant, también de 32 años.

"Sabía que en cualquier momento tendríamos un ataque de lobo. La idea de la 'parte del lobo', una o dos ovejas, la aceptamos. Pero de eso a descubrir 15 ovejas devoradas, degolladas o agonizantes, es una pesadilla", explica esta expastora delgada y castaña.

Nada ha servido, ni el corral electrificado, ni los dos imponentes perros que lo vigilan. Y la joven pareja, que se endeudó por doce años para comprar 150 animales y construir un gran aprisco de madera para los partos, vive angustiada ante la posibilidad de una nueva matanza.

- "Exponencial" -

"El número de ataques es exponencial", subraya Véronique Chauvet, ganadera y alcaldesa del pueblo de Saint-Auban-sur-l'Ouvèze, a unos kilómetros de allí, que perdió ocho ovejas en octubre.

"Hay un gran desánimo y un gran sufrimiento. Nos sentimos impotentes", afirma la edil, próxima a la jubilación, preocupada por el futuro de los cinco ganaderos jóvenes de su municipio, de 220 habitantes.

¿Está amenazado el pastoreo, que practican miles de ganaderos en Francia y que el estado fomenta para luchar contra la proliferación de maleza y limitar los riesgos de incendios en estas regiones áridas? Sí, considera Véronique Chauvet "Si eso continúa, en diez años, la ganadería desaparecerá en nuestras regiones".

Especialista en depredadores, Farid Benhammou explica que "en los territorios en los que siempre ha habido lobos", como Rumanía o Polonia, "se vive con ello. Se pone al mismo nivel que un accidente, un rebaño que cae en un barranco, una enfermedad o una tormenta".

"Pero en todas las nuevas zonas de colonización ?en Francia o en determinadas regiones de Italia o de España? hay grandes tensiones", subraya.

Estrictamente protegido por la Convención de Berna (1979 y una directiva europea de 1992, este animal ganó el norte de los Alpes, pero también el sur mediterráneo y los Pirineos orientales, fronterizos con España.

Una progresión que ha seguido de cerca en Francia la oficina nacional de caza y de Fauna Salvaje (ONCFS).

Al volante de su 4x4, Cédric Arnaud, inspector de medio ambiente de la oficina, peina las estribaciones de los Alpes de Alta Provenza. Entre sus misiones se encuentra recolectar pelos y excrementos de los lobos para determinar su ADN y registrarlos en un repertorio.

Como sus compañeros, cada agosto él también se sube a las cimas para aullarle al lobo y censar, mediante las respuestas, a los lobeznos nacidos en primavera.

Con todos estos datos y las imágenes de las cámaras de vigilancia, la ONCFS evalúa el número de individuos, estimado este en 360 aproximadamente, en comparación con los 292 de hace un año.

Para frenar el avance del depredador e intentar calmar la ira de los ganaderos, Francia ha autorizado desde 2004 el sacrificio de un cierto número de lobos ?40 este año? pero en condiciones muy estrictas.

Unas medidas que los ganaderos consideran demasiado tímidas, mientras que los defensores del lobo las juzgan ineficaces por no estar relacionadas con los ataques.

"Hay que enseñarle al lobo a no interferir en las actividades ganaderas. Pero un lobo muerto es un lobo que no ha aprendido nada", subraya Farid Benhammou. Asustar o herir levemente a un lobo disparando contra él durante un ataque sería más eficaz, asegura.

Un debate que quedará zanjado en el futuro "Plan lobo" 2018-2023, cuyas negociaciones se retoman el martes.




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