Fábricas destruidas y una incipiente esperanza económica hecha trizas en Gaza
No queda nada de la fábrica de muebles de los hermanos Sawafiri más allá de trozos de metal fundidos y retorcidos y el polvo de la madera quemada. Sin embargo, gracias a pequeñas industrias como ésta Gaza quería labrar un tímido renacimiento económico.
No queda nada de la fábrica de muebles de los hermanos Sawafiri más allá de trozos de metal fundidos y retorcidos y el polvo de la madera quemada. Sin embargo, gracias a pequeñas industrias como ésta Gaza quería labrar un tímido renacimiento económico.
El jueves, un día antes del alto el fuego entre Israel y los movimientos armados de la Franja, entre ellos Hamás, que gobierna en el enclave palestino, la zona industrial de las afueras de la ciudad de Gaza fue blanco de disparos de artillería.
Aquí se produce por ejemplo la Coca-Cola que se bebe en el enclave, los pasteles azucarados para el té, los tubos de plástico para las canalizaciones y los muebles "made in Gaza".
Hubo edificios que quedaron intactos y otros que resultaron dañados o destruidos por los bombardeos.
Iyad Sawafiri, de 45 años, camina entre las ruinas de su fábrica, que daba trabajo a 70 empleados hasta hace poco. Su hermano Nehad no quiere por ahora ver los daños, traumatizado por la destrucción de la fábrica.
"Pensábamos que al implantar nuestra fábrica en esta zona industrial internacional, situada al lado de los depósitos de la UNRWA (agencia de la ONU para los refugiados palestinos), estaríamos a salvo de las guerras", dijo a la AFP mostrando aún la madera incandescente en el centro de los vestigios.
"Éramos la mayor fábrica de muebles de Gaza, pero todo se acabó: las máquinas, las estructuras metálicas que sostienen el hangar... Después de lo que acaba de pasar, tengo miedo de reconstruir. ¿Quién me garantiza que no será destruido en la próxima guerra?", se pregunta.
- Bomba económica -
Gaza, sometida a un bloqueo israelí por tierra, mar y aire desde hace cerca de 15 años, está poblada por unos dos millones de personas y la tasa de desempleo es de alrededor del 50%, un porcentaje mucho mayor entre la población activa joven. El resultado parece ser una bomba económica a punto de explotar.
Los gazatíes no controlan sus fronteras terrestres ni marítimas y dependen de una autorización de Israel para importar y exportar.
Y la lista de materiales que pueden ingresar a Gaza complica las cosas. El ejército israelí acusa a Hamás de fabricar in situ una parte de su arsenal de cohetes reciclando metal o utilizando los tubos de canalización. De ahí la insistencia para que los proyectos financiados por los donantes extranjeros utilicen tubos en PVC.
Pero en el último día de la guerra, la mayor fábrica de plástico, la Siksik, situada a unos cien metros de la de los hermanos Sawafiri, también fue blanco de los bombardeos israelíes.
"Cuando Israel impidió que algunos tubos de hierro entraran a Gaza decidimos lanzarnos en la producción de tubos de plástico. Pero aquí, unas 150 toneladas de plástico ardieron", afirma Naim al Siksik, responsable de la fábrica familiar, delante de los tubos carbonizados.
Ahora que se plantea la reconstrucción de Gaza, tras esta guerra, la cuarta desde 2008, los donantes extranjeros apuestan también por el desarrollo de la Franja.
En Gaza, solo 3% del agua potable cumple las normas internacionales, debido a la contaminación, a la presión sobre las reservas acuíferas, a la destrucción de infraestructuras y a una canalización más que precaria, fundamentalmente. La población gazatí tiene, en el mejor de los casos, electricidad la mitad del tiempo ya que la única central no puede responder a la demanda.
- "Hamás está en todas partes" -
Pero para relanzar la economía y evitar nuevas destrucciones, hay que adentrarse en las "causas profundas" del conflicto israelo-palestino, advirtieron el domingo responsables de la ONU.
El presidente estadounidense Joe Biden anunció su intención de dar una ayuda financiera "importante" para "reconstruir Gaza", aunque no quiere ofrecer a Hamás "la oportunidad de recomponer su sistema de armamento".
En 2018, luego de otra enésima tregua entre Israel y Hamás, hubo un plan para financiar infraestructuras en Gaza, otorgar una ayuda mensual a través de Catar y buscar empleo para los habitantes de Gaza. Pero este plan no incluía donantes extranjeros y avanza lentamente.
¿Se puede relanzar la economía de Gaza si se excluye a Hamás, clasificado como "terrorista" por Estados Unidos y la Unión Europea? Para Omar Shaban, gazatí y director del instituto Pal Think, un centro de análisis de la Franja, la respuesta es "no".
"Gaza está bajo control de Hamás. ¿Como construir una Gaza sin Hamás? (...) Hamás está en todas partes: gobierna municipios, gestiona el agua, la electricidad... Hamás es una realidad con la que hay que contar", dice el experto.
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