Podría pensarse que se tata de un accidente, pero no. Un empresario colocó el fuselaje de un Boeing en la cima de un acantilado en el sur de Bali para atraer a los turistas a la isla indonesia, ausentes desde el inicio de la pandemia.
Podría pensarse que se tata de un accidente, pero no. Un empresario colocó el fuselaje de un Boeing en la cima de un acantilado en el sur de Bali para atraer a los turistas a la isla indonesia, ausentes desde el inicio de la pandemia.
Una decena de obreros instalaron esta semana el fuselaje y la nariz de un viejo Boeing 737 en un acantilado que domina la playa de Nyang Nyang.
Felix Demin, el nuevo propietario del aparato, quiere transformarlo en alojamiento para turistas y atraer a los curiosos en busca de fotos insólitas.
El empresario ruso que vive en Bali espera que esta atracción contribuya a relanzar el turismo, un sector duramente golpeado en la isla desde que Indonesia cerró sus fronteras a los turistas extranjeros.
El avión, dividido en varias partes, estaba listo para ser enviado a China para ser reciclado cuando Demin lo compró, contó el propio empresario.
Le llevó una semana transportar el fuselaje al acantilado tras haber obtenido los premisos necesarios.
Las autoridades de Bali levantaron algunas restricciones en la isla esta semana tras una ola de casos de coronavirus y de decesos en julio y agosto.
Bali, dependiente sobre todo del turismo, que solía atraer anualmente a millones de turistas extranjeros, puso en marcha un dinámico plan de vacunación para poder abrirse a las visitas masivas.
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