Desde Voutás (Grecia) (AFP)

Del paraíso al infierno, los apicultores de Eubea lo pierden todo por incendios

Perdimos nuestras colmenas porque corríamos para salvar nuestros pueblos, se lamenta Adonis Vakos, con el gorro encajado sobre su cabeza, frente a los bosques carbonizados en la isla griega de Eubea.

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El apicultor Adonis Vakos con sus colmenas cerca del pueblo de Voutás, en Grecia, el 11 de agosto de 2021 - AFP/AFP
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"Perdimos nuestras colmenas porque corríamos para salvar nuestros pueblos", se lamenta Adonis Vakos, con el gorro encajado sobre su cabeza, frente a los bosques carbonizados en la isla griega de Eubea.

"Mira, ya no hay nada verde a nuestro alrededor y una abeja sin verde no vive", prosigue el apicultor.

En el suelo ennegrecido, los círculos dibujados recuerdan que decenas de colmenas estaban alineadas entre los pinos ahora extintos.

A la salida de la localidad de Voutas, el frondoso bosque se volatizó en el incendio que devoró el norte de Eubea durante nueve días.

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En el suelo, los círculos dibujados recuerdan que decenas de colmenas estaban alineadas entre los pinos ahora extintos (AFP/AFP)

"De las 130 colmenas que tenía, me quedan 50", cuenta Vakos, de 49 años, el último de la estirpe de una familia de apicultores.

"He estado en el cultivo de la miel desde que tenía diez años. Nunca tendremos tiempo de verlo otra vez, estaremos muertos antes de que vuelva a crecer. Habrán pasado 50 años si vuelve a crecer algún día", deplora el colmenero ante un relieve carbonizado.

Pinos, nogales e higueras adornaban las montañas del norte de Eubea. "Todo el mundo trabaja aquí con la naturaleza. Es una forma de vida que hemos perdido al mismo tiempo que el bosque", asegura Babis, de 53 años.

"Cada temporada tiene sus tesoros", relata este otro apicultor, que se ganaba la vida con sus colmenas. "¿Qué vamos a encontrar aquí el próximo año? Se acabó. Hemos pasado del paraíso al infierno", agrega.

- "¿De qué se van a alimentar las abejas? ¿de carbón? -

En un teléfono inteligente, los dos hombres enseñan una exuberante naturaleza en fotos tomadas en los últimos meses.

"Recuerdos de por vida", afirma Vakos. El miedo al vacío ha reemplazado el miedo a las llamas para los apicultores de la región.

Desde los virulentos incendios, todos los agricultores, criaderos y productores temen las consecuencias económicas y los riesgos de inundaciones.

"Sin duda, también tendremos que migrar y poner nuestras colmenas en otras zonas", asegura Vakos.

Para su compañero Adonis Angelou, la decisión está tomada: "Llevaré mis colmenas a Pelión", una península montañosa al norte de Eubea.

"Alquilé un terreno cerca de Volos. Eso significa nuevos gastos, pero no tengo otra opción", dice el abejero, que ha logrado salvar a sus 150 colmenas gracias a que excavó con la ayuda de un tractor un perímetro de seguridad contra las llamas.

"Afortunadamente las salvé. Pero, ¿De qué se van a alimentar las abejas aquí? ¿de carbón?"

Hasta ahora, el norte de Eubea ha sido una de las zonas más populares de Grecia para los apicultores. Su microclima, su biodiversidad, sus pinares acariciados por el viento en el mar Egeo ofrecían condiciones ideales para la producción de miel excepcional.

- 40% de la producción de miel -

"En este periodo y hasta principios de noviembre, miles de apicultores de Kalamata (sur) a Evros (norte) vienen al norte de Eubea, puesto que la producción es inmensa y la miel de calidad", subraya Panagiotis Gianakaras, colmenero de Istiea.

Gianakaras también pudo guarecer a sus 80 colmenas. Las coloridas cajas de madera que cobijan a sus miles de abejas descansan ahora bajo la sombra de los olivares.

"El 40 de la producción de miel del país se realiza aquí", precisó Stathis Albanis, presidente de la cooperativa de apicultores de Istiea.

"Estamos hablando de bosques con gran importancia tanto ecológica como económica. Muchos habitantes dependen de ellos", comenta a la AFP Dimitris Karavellas, director general de WWF Grecia.

"La crisis climática es una dura realidad y nos muestra que los bosques son cada vez más vulnerables y cada vez más valiosos por lo que proporcionan", prosigue el ecologista.

"La crisis climática no es una excusa para fallar, sino que debe ser una llamada de atención para el cambio", señala Karavellas.

Para Alexandra Messare, directora de programas en Grecia de Greenpeace, las autoridades tienen parte de la responsabilidad. El Gobierno, como el anterior, no ha invertido en defender la biodiversidad y las personas que dependen de ella", acusa la activista.




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