Desde Chongqing (China) (AFP)

Con todo muerto, a un agricultor chino no le queda más remedio que esperar la lluvia

Qin Bin ha dedicado diez años a trabajar su tierra, cultivando melocotones y pitayas para venderlos a los turistas en un pequeño puesto a las afueras de la ciudad Chongqing. Pero la intensa ola de calor que azota el sur de China arrasó su cosecha.

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Naranjos afectados por la sequía, en Chongqing (suroeste de China), el 25 de agosto de 2022 - AFP/AFP
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Qin Bin ha dedicado diez años a trabajar su tierra, cultivando melocotones y pitayas para venderlos a los turistas en un pequeño puesto a las afueras de la ciudad Chongqing. Pero la intensa ola de calor que azota el sur de China arrasó su cosecha.

"Es la primera vez en mi vida que me enfrento a una calamidad así", cuenta a la AFP este agricultor de 50 años.

Qin sufre las consecuencias de lo que ha sido el verano más caliente registrado y que ha afectado duramente a la mitad de sus terrenos, víctimas de la sequía.

"Este ha sido un año muy triste", señala. "Ahora mismo deberíamos estar cosechando frutas, pero todo se ha ido, todo ha muerto por el sol abrasador".

El sur de China ha vivido su periodo más largo de altas temperaturas desde que comenzaron los registros, hace algo más de 60 años. Una situación que conllevó cortes de electricidad y que ha afectado especialmente al sector de la agricultura.

El ardiente calor supone una "dura amenaza" para la cosecha del otoño boreal en el país, indicó el gobierno chino, que prometió miles de millones de yuanes en ayudas para los agricultores.

Pero para Qin, cualquier ayuda llegará demasiado tarde: su cultivo de vid se ha secado y esa era su principal fuente de ingresos.

"Prácticamente, todo ha muerto", comenta. "El gobierno ha hecho un gran esfuerzo para ayudarnos pero esto solo servirá para revitalizar los árboles, no para traer frutos".

Él no es el único que está sufriendo en su aldea, que alberga miles de hectáreas de campos de longuianes (árbol nativo del sur de China), totalmente arruinados.

"Dando un paseo por el pueblo, uno se da cuenta del nivel del desastre", dice.

- "Muy triste" -

El calor extremo obligó a Qin y a otros campesinos a trabajar en horas intempestivas, pues laborar en pleno día, cuando el mercurio supera los 40 ºC, resulta demasiado arduo.

Así, trabajan por la noche, desde las 22h00 hasta las 04h00, y durante el día descansan.

"Es imposible trabajar en el huerto porque la temperatura del suelo ronda los 60 ºC... lo medimos el otro día", explica.

Pero sus esfuerzos de salvar aunque sea una parte de la cosecha serán en vano si la sequía se prolonga un mes más.

"Si el calor se alarga hasta el 4 de septiembre como dicen algunos, probablemente más de la mitad de los árboles en cuyo rescate nos estamos implicando día y noche, morirán", afirma Qin.

"Asistir a esto es muy triste", agrega.

Tampoco está muy convencido de que las ayudas estatales puedan servirle de mucho a su comunidad, por la cantidad de terrenos afectados, dice.

"Los que pueden salvarse ya lo están haciendo", asegura.

Las consecuencias de la sequía seguirán sintiéndose incluso en 2023.

"Mis árboles no florecerán la próxima temporada, las frutas se verán fuertemente afectadas a causa de eso", vaticina.

Según él, todo lo que pueden hacer es esperar la lluvia.




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