Desde Washington (AFP)

Coinventor de las vacunas de ARNm busca prevenir todos los coronavirus

Las décadas de investigaciones de Drew Weissman contribuyeron a la creación de vacunas anticovid de ARN mensajero, inoculadas a millones de personas.

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El inmunólogo Drew Weissman, que compartió el jueves la bolsa de USD 3 millones del Breakthrough Prize 2022 con su colaboradora de larga data, Katalin Kariko, lleva adelante un proyecto para diseñar una vacuna contra todos los coronavirus - AFP/Pennsylvania School of Medicine/AFP
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Las décadas de investigaciones de Drew Weissman contribuyeron a la creación de vacunas anticovid de ARN mensajero, inoculadas a millones de personas.

Pero el inmunólogo de la universidad de Pittsburgh, recompensado el jueves con el Breakthrough Prize de 2022 junto a su colaboradora de larga data, Katalin Kariko, ya trabaja en un nuevo proyecto: diseñar una vacuna contra todos los coronavirus.

"Hubo tres pandemias o epidemias (de coronavirus) en los últimos 20 años", dice Weissman en entrevista a AFP.

"Hay que asumir que habrá más, y nuestra idea era que podríamos esperar a la próxima epidemia o pandemia de coronavirus, y entonces pasar un año y medio haciendo la vacuna. O podríamos hacer una ahora y tenerla a disposición o incluso usarla ahora", añade.

El investigador de 62 años y su equipo empezaron a trabajar en el proyecto la pasada primavera boreal y hasta ahora han publicado dos estudios, con resultados prometedores.

Se demostró que una de las vacunas previene el SARS y otros coronavirus de origen animal que potencialmente pueden pasar a los humanos.

Más de un año y medio después del estallido de la pandemia, muchas personas están ya familiarizadas con los principios de las vacunas de ARNm (ácido ribonucleico mensajero): las moléculas envían instrucciones genéticas al organismo de modo que genere la denominada proteína S (spike o pico) del coronavirus, y así produzca anticuerpos cuando el cuerpo se infecte con el virus verdadero.

El nuevo enfoque intenta entrenar al sistema inmunológico a reaccionar a partes del virus que no mutan tan rápidamente como la "spike".

Habiendo ejercido la medicina casi toda su vida, Drew Weissman dice que su "sueño" desde que empezó sus estudios era "hacer algo que ayudara a las personas". Y dice haber estado "increíblemente feliz" al ver que las vacunas que ayudó a desarrollar salvaron vidas.

Pero aunque anticipó la desigualdad en la distribución de vacunas en el mundo, admitió estar sorprendido por el nivel de desconfianza hacia las inoculaciones vista en los países ricos.

"Los conservadores anticiencia y antigobierno nos sorprendieron completamente. Simplemente no pensé que ese grupo saliera en contra de las vacunas", dice.

- Nuevos usos -

Mientras que la tecnología ARNm es objeto de mucha atención actualmente, Weissman recuerda cuando ese campo estaba en los márgenes de la investigación científica.

"Comenzamos a trabajar juntos en 1998, y eso fue sin mucho financiamiento o publicaciones", dice sobre su trabajo con Kariko.

En 2005, descubrieron una manera de alterar el ARN sintético para evitar que causara una importante reacción inflamatoria encontrada en los experimentos con animales.

"Justo antes de que nuestro estudio se publicara dije: 'Nuestros teléfonos no van a dejar de sonar'", recuerda. Pero "¡esperamos junto a nuestros teléfonos cinco años y nunca sonaron!".

En un segundo logro, en 2015, hallaron una nueva forma de llevar las partículas de manera segura y efectiva a las células objetivo, usando una capa grasa llamada "nanopartículas lipídicas" que evitan que el ARNm se degrade y ayudan a colocarlo dentro de la parte correcta de las células.

Esos descubrimientos son pilares en las vacunas de Pfizer y Moderna contra el covid.

Más allá de las vacunas, la tecnología ARNm también es vista con potencial para revolucionar la medicina.

El equipo de Weissman trabaja en el uso del ARN para desarrollar una terapia genética, de una sola inyección, para eliminar el defecto que causa un tipo de anemia que afecta a 200.000 recién nacidos en África cada año.

Aunque aún persisten importantes desafíos técnicos para garantizar que el tratamiento sea seguro y efectivo, los investigadores son optimistas.

Actualmente, el trasplante de médula, un procedimiento costoso y riesgoso, es la única cura.



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