Desde Brasilia (AFP)

Brasil abre 2017 con superávit primario tras un crítico 2016

Brasil inició 2017 con un superávit primario de 36.712 millones de reales en enero (unos 12.000 millones de dólares), que le permitió bajar levemente el déficit de las cuentas públicas tras un desastroso 2016, revelaron datos oficiales este viernes.

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Una persona pasa por delante de una óptica en Rio de Janeiro, el 20 de diciembre de 2016 - AFP/AFP/Archivos
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Brasil inició 2017 con un superávit primario de 36.712 millones de reales en enero (unos 12.000 millones de dólares), que le permitió bajar levemente el déficit de las cuentas públicas tras un desastroso 2016, revelaron datos oficiales este viernes.

En enero de 2016, el saldo positivo había sido de 27.913 millones de reales.

Con este resultado, el déficit fiscal previo al pago de intereses de la deuda equivale ahora al 2,33% del Producto Interno Bruto (PIB), una leve mejora respecto al 2,48% (valor actualizado) con el que terminó 2016 y que fue su peor medición en 15 años, según el informe mensual del Banco Central.

En enero, el sector público consolidado de Brasil tuvo su primer saldo en azul desde abril de 2016.

El Ministerio de Hacienda proyecta para este año un rojo de 139.000 millones de reales tan solo para el gobierno central -Tesoro, Banco central y seguridad Social-, aunque por debajo de los 154.255 millones del crítico 2016.

La deuda bruta de Brasil equivale en enero de 2017 al 69,7% del PIB, casi sin cambios respecto de diciembre (69,6%).

La mayor economía latinoamericana enfrenta su peor recesión en un siglo, con un desempleo récord que afecta a casi 13 millones de personas, de acuerdo con el reporte oficial publicado este mismo viernes, y un profundo desbalance de sus cuentas.

En 2015, el PIB se contrajo 3,8% y para 2016 proyecta una caída de 3,5%; una debacle que recién comenzaría a desarticularse en 2017, para cuando el mercado espera una modesta expansión del 0,5%

El gobierno conservador del presidente Michel Temer, que sucedió el año pasado al izquierdista de Dilma Rousseff (2011-2016), destituida por adulterar las cuentas públicas, impulsa un programa de ajustes que incluye reformas estructurales, como un congelamiento del gasto público ya aprobado por el Congreso y recortes en las jubilaciones.




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