El Banco central de Argentina (BCRA) volvió este jueves a subir la tasa de interés de referencia y la situó en 33,25%; 300 puntos básicos por arriba del 30,25% al que la había elevado el viernes para frenar la devaluación del peso.
De todos modos, dos horas después de la apertura de las operaciones, el peso se depreciaba 3,06%, a 22,20 pesos por dólar en el mercado minorista, según el promedio de las agencias de cambio.
En las últimas dos semanas, la moneda se depreció 7,75%.
La autoridad monetaria ya había subido sorpresivamente el viernes la tasa de interés de 27,25% a 30,35% para frenar una 'minicorrida' en los mercados y poner freno a la devaluación del peso, que cerró la semana pasada en 20,88 pesos por dólar.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, dijo ante la prensa que "las situaciones de volatilidad no nos tienen que asustar: tienen que ser parte del aprendizaje de vivir con un tipo de cambio flotante".
"Si no tuviéramos la flotación y no hubiera correcciones, tendríamos atraso cambiario que afectaría el empleo y la producción", agregó al defender que "el Banco central está a cargo de la situación".
La tensión en la moneda se agudizó la semana pasada a partir del alza de las tasas de los bonos Tesoro en Estados Unidos que redundó en la depreciación de las monedas de la región.
Mientras en el frente interno hubo desarme de posiciones de Lebac (Letras del Banco Central), al entrar en vigencia una norma que obliga a extranjeros a pagar un impuesto sobre la ganancia generada por este instrumento.
El viernes además el BCRA debió vender 1.382 millones de dólares y en una semana vendió 4.847 millones de sus reservas de unos 55.000 millones de dólares.
El miércoles, tras dos días feriados (lunes y martes), la moneda se devaluó 2,97% y la autoridad monetaria menguó su participación en el mercado cambiario respecto de la semana anterior al vender unos 500 millones de dólares, una manera de convalidar el valor de la moneda local.
Pese a todo, el apetito por el dólar se mantuvo firme este jueves para empujar el valor de la divisa verde a un nuevo máximo histórico, en un país donde persisten los fantasmas de la hiperinflación de los años 1980 y la debacle económica de 2001.
Los argentinos buscan refugiarse en el dólar ante el mínimo tembladeral de los mercados, debido que en el país sudamericano las devaluaciones del peso presiona sobre los precios internos, alimentando la inflación.
El Banco central mantiene una meta inflacionaria para 2018 de 15%, mientras el Fondo Monetario internacional la proyecta en 19,2% y analistas privados por encima del 20%.