Las arrugas y líneas de expresión y su tratamiento

Cuando gesticulamos con el rostro, o fruncimos ciertos grupos musculares del mismo, estamos contrayendo y estirando la piel. Esto con el transcurrir del tiempo y de acuerdo al cuidado que le demos al rostro, pasará a ser líneas que dejan una estela o huella en la piel, llamadas líneas de expresión.

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Existen zonas asimismo, que van perdiendo turgencia al perderse paulatinamente el ácido hialurónico que sirve de matriz y de relleno a esos espacios del rostro. Obviamente la rapidez con la cual se pierda esta sustancia dependerá del cuidado otorgado a nuestro rostro como es en el caso de las líneas de expresión.
Para las líneas de expresión existen ciertas zonas frecuentes, como son las zonas de gran movilidad y gesticulación, por ejemplo el tercio superior del rostro que abarca la frente, el entrecejo y los lados externos de ambos ojos. Las arrugas por disminución de sustancia de relleno pueden darse con más frecuencia en los dos tercios inferiores del rostro, donde incluimos los pómulos, el pliegue nasogeneano, las comisuras labiales, el mentón, entre otras zonas.
Vamos entendiendo que la génesis de cada tipo de arruga es diferente por lo cual los tratamientos dirigidos son muchas veces independientes de acuerdo a la zona a tratar. Frecuentemente, una línea de expresión, que sólo se visualiza al movimiento, es tan marcada, fuerte y tan sostenida en el tiempo la contracción que logra dejar una línea marcada, sin haber movimiento de por medio. Si esto continúa se forma una cicatriz en esa zona, donde la piel se ha ido atrofiando progresivamente. Acá si los procedimientos serán destinados a corregir ambas alteraciones en una misma zona del rostro.
Para las líneas de expresión dependientes de movimiento, por lógica lo que tenemos que hacer es lograr que este movimiento sea más suave y no tan sostenido. La toxina botulínica es una sustancia natural, creada a partir de cultivos bacterianos que logra una parálisis temporal de ciertos grupos musculares que nos permite dar un refrescamiento rápido, seguro y temporal en el rostro. Demás esta decir que este procedimiento debe ser realizado por un médico especialista, siendo uno de los tratamientos de mayor demanda del mercado por sus cualidades anteriormente descritas.
Para los surcos y arrugas presentes, tanto al movimiento como al reposo, que son mayormente territorio de los dos tercios inferiores del rostro, lo que planteamos es dar volumen donde se ha perdido el mismo. La sustancia que utilizamos es exactamente la misma que se perdió con el transcurrir de los años, que es el ácido hialurónico. Se realiza con microinyecciones a nivel de la piel, dando turgencia, volumen e hidratación a esas zonas precarias de esas características. Es un procedimiento sumamente sencillo, rápido, de resultados desde el momento de la aplicación y totalmente seguro debido a la naturaleza de la sustancia utilizada. Tiene también al igual que la toxina botulínica un tiempo de vida media, lo cual nos asegura su total seguridad en el tiempo.
Tanto la toxina botulínica como el relleno de ácido hialurónico, son soluciones temporales a un problema que tiene que ser tratado desde un cambio de estilo de vida, y eso incluye cuidar la piel del rostro evitando el tabaco, tomar abundante líquido, usar lentes de sol y protector solar todos los días, usar cosmoceuticos hidratantes de noche y llevar una alimentación balanceada y saludable.
Los efectos de la toxina botulínica aparecen a los 7 a 10 días de aplicado el producto y duran dentro de un rango de 3 a 6 meses durante los dos primeros años, siendo posteriormente los efectos más duraderos entre 6 meses a 9 meses con cada sesión aplicada. Los efectos del relleno facial con ácido hialurónico aparecen desde el momento de la sesión y duran aproximadamente unos 6 a 12 meses, con una reaplicación convenientemente cada 6 a 8 meses para permitir que el efecto de relleno persista sin ninguna variación.
Es prácticamente imposible evitar todas las líneas de expresión, y justamente de eso no se trata estos procedimientos. Lo que ambos tratamientos intentan lograr es brindarnos una apariencia fresca, muy natural y sin mayores alteraciones a la belleza innata que un rostro lozano y bien cuidado demuestra.

      
Autor del artículo
Oscar Suarez Pardo
Médico Cirujano, Master en Medicina Estética y Antiaging
CMP: 44757



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