Costumbres antiguas del Señor de los Milagros
El Señor de los Milagros tiene más de 300 años de historia y tradición. La adoración al Cristo Moreno se vive un ambiente lleno de fervor, catolicismo y sumo regocijo, con ciertas costumbres que dieron inicio a una maravillosa historia y que se mantienen pese al paso de los años.

Costumbres antiguas del Señor de los Milagros
Algunas de las costumbres que matizan la historia del Señor de los Milagros tienen su origen en épocas virreinales, incluso desde la primera vez que el Cristo de Pachacamilla salió en procesión tras el terremoto de Lima en 1655.
Por ejemplo, la presencia de los ''Penitentes'' perdura desde siempre. Son los personajes que acompañaban al Cristo Moreno durante la procesión, agradeciendo por los milagros concedidos lo que implica también realizar una promesa ante la venerada imagen a cambio del favor solicitado.
Una de las formas que los penitentes empleaban para mostrar su gratitud ante el Señor de los Milagros, es el de seguir la procesión descalzo, sacrificio duro si se tiene en cuenta la magnitud y el enorme trayecto de las andas durante su salida procesional. Poco importan los daños físicos que pueda causar esta promesa, pero el enorme valor espiritual que tiene para los fieles los hace transitar año a año el largo camino del Cristo Moreno sin calzado que los proteja.
Son varias historias las que se escriben con relación a los ''penitentes''. Tenemos a aquellos que reciben la cura a alguna enfermedad y que al verse beneficiados por un milagro del Cristo Moreno, deciden acompañar la procesión año a año sin importar que la edad avance.
Las ''Sahumadoras'' eran en la época de la Colonia, mujeres que provenían de la clase alta de Lima y que se dedicaban a adorar al Señor de los Milagros echando en el camino carbones encendidos y el sahumerio, una resina aromática y que le daba mayor vistosidad al transitar del Cristo de Pachacamilla por Lima.
Ellas iban con el pelo arreglado, trajes de seda y muchas joyas que eran algunas de plata y otros de oro. Con el paso de los años, este servicio no conoció de clases sociales pero tampoco dejó de lado su importancia en el andar de la procesión. Las sahumadoras encabezan el largo camino del Señor de los Milagros por delante de las cantoras, arrojando el sahumerio e incienso que le dan un toque más de solemnidad a la celebración.
El Señor de los Milagros es el resumen de un sin fin de tradiciones y de historias, que no conoce del paso del tiempo, pues perdura año tras año durante el mes de octubre.