En Primeros auxilios
¿Cómo atender a una persona con hemorragia?
A comparación de las heridas leves, obviamente la hemorragia es una herida sumamente grave, que provoca la pérdida peligrosa de sangre, el cual debemos tratar con mucho cuidado y a tiempo.

Las hemorragias son la fuga de sangre fuera de su camino normal, la cual es causada por el rompimiento de los vasos sanguíneos (capilares, venas o arterias).
Las hemorragias se clasifican en:
1.- Según el origen de la hemorragia:
- Hemorragia interna: Es la ruptura de algún vaso sanguíneo en el interior del cuerpo.
- Hemorragia externa: Es la hemorragia producida por ruptura de vasos sanguíneos a través de la piel, este tipo de hemorragias es producida frecuentemente por heridas abiertas.
- Hemorragia exteriorizada: a través de orificios naturales del cuerpo, como el recto (rectorragia), la boca vomitando (hematemesis) o tosiendo (hemoptisis), la nariz (epistaxis), la vagina (metrorragia), la uretra (hematuria), el oído (otorragia), y el ojo (hiposfagma).
2.- Según el tipo de vaso sanguíneo roto:
- Hemorragia capilar: Es la más frecuente y la menos grave pues los capilares sanguíneos son los vasos más abundantes y que menos presión de sangre tienen. La sangre fluye en sábana.
- Hemorragia venosa: El sangrado procede de alguna vena lesionada y la sangre sale de forma continua pero sin fuerza, es de color rojo oscuro.
- Hemorragia arterial: Es la más grave si no se trata a tiempo, el sangrado procede de alguna arteria lesionada y la sangre sale en forma de chorro intermitente, es de color rojo rutilante.
3.- Según la etiología:
- Por Rexis: solución de continuidad o rotura de un vaso (lesión por arma blanca por ejemplo, se refiere a daño intencionado).
- Por Diéresis: lesión por incisión quirúrgica o accidental.
- Por Diabrosis: corrosión de la pared vascular con bordes mal definidos.
- Por Diapédesis: aumento de la permeabilidad de los vasos sin perder su integridad anatómica con la consiguiente salida de elementos formes.
Cuando el sangrado es importante e implica una pérdida de volumen de sangre que se aproxima al 50 %, suele ocurrir un shock hipovolémico.
La gravedad de una hemorragia depende de:
- La velocidad con que se pierde la sangre.
- El volumen de sangre perdido.
- Edad de la persona.
- Enfermedades que padezca el individuo.
Para controlar una hemorragia, debemos proceder de la siguiente manera:
- Lavarse bien las manos con agua y jabón.
- Colóquese los guantes de látex o cualquier otro tipo de protección (globos, preservativos, bolsas).
- Ponga gasa estéril o apósito y ejerza la presión directa sobre la herida sangrante para contener la hemorragia.
- Si el sangrado persiste, hay que colocar otro apósito encima del primero, y mantener la presión directa, usando un vendaje comprensivo.
- Si la hemorragia se presenta en uno de los miembros superiores o inferiores, levantar el miembro para que la sangre deje de salir por encima del corazón.
- Hay que controlar regularmente los signos vitales del herido, para que no entre en shock (pulso).
- Colocar a la víctima en posición antishock, levantándole las piernas aproximadamente 30 centímetros, para que la sangre llegue al corazón la distribuya por todo el cuerpo con mayor presión.
- Si persiste el sangrado, hay que presionar la zona en donde encontremos pulso o arteria que estén cerca de los huesos (presión digital).
- El empleo de torniquetes debe estar restringido a hemorragias masivas por el riesgo de necrosis del miembro sangrante.
Fuente: [C.G.B.V.P].