Juan Bautista de Lavalle Zugasti
Hacendado peruano que logró el cargo de presidente del Perú durante la guerra civil posterior a la independencia nacional.

Este personaje de nuestra historia nacional nació en Lima el 30 de junio de 1779, durante el mandato del trigésimo tercero Virrey del Perú don Agustín de Jaúregui y Aldecoa. Perteneció a una familia noble, siendo sus padres José Antonio de Lavalle y Cortés, Conde de Premio Real y prior del Tribunal del Consulado, y doña Mariana Zugasti y Ortiz de Foronda, condesa consorte de Premio Real; el matrimonio residía en la esquina de las calles de Beytia y Melchormalo. Cuando cumplió los 10 años de edad, fue incorporado al batallón de infantería de las milicias españolas de Lima en calidad de cadete, llegando al grado de brigadier en 1823. Toda la familia estaba ligada al aparato estatal español, ya que sus hermanos eran miembros de alguna orden militar o pertenecían al ejército, ocupando cargos claves. En 1802, fue designado caballero de la Orden de Alcántara, una de las más prestigiosas instituciones castrenses de la península ibérica. En 1806, recibió de su padre el cañaveral Villa, de gran importancia en Lima; la familia Lavalle tenía lazos comerciales con Chile, siendo además tratante de esclavos, los cuales traían desde África; muchos de ellos estuvieron trabajando en dicha hacienda, además de en los otros fundos que poseía en Mamacona, valle de Lurín y San Jacinto, Ica.
Debido a su prosapia, en 1814, fue alcalde ordinario de Lima y regidor perpetuo de la misma; el 22 de marzo de 1816, fue designado como gobernador intendente de Arequipa, teniendo la responsabilidad del cobro de impuestos, mando militar, fomento de obras públicas, funciones judiciales y el ejercicio del vice patronazgo real en el nombramiento de cargos eclesiásticos. En este puesto, asumió la organización del ejército de reserva y la manutención de las fuerzas realistas, hasta el final de la guerra de independencia que ya se vivía en nuestro país. Lavalle fue invitado por la Audiencia del Cusco para asumir el cargo de presidente del Tribunal; sin embargo, luego de la batalla de Ayacucho en enero de 1825, optó por entregar el poder al primer prefecto independiente de Arequipa, Francisco de Paula Otero.
Con el nuevo régimen, fue nombrado plenipotenciario ante el gobierno de Chile y ministro de Hacienda, cargos que no aceptó, pero sí sirvió en la prefectura de Lima y en otros puestos de jerarquía como consejero de Estado, dedicándose luego a sus negocios, como la administración de sus tierras. Por este tiempo, el célebre pintor José Gil de Castro hizo un cuadro de él. A nivel cultural, Lavalle fue uno de los creadores de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes, siendo su primer presidente; esta institución fue la pionera de este nivel fundada en Arequipa, luego de la independencia.
Viviéndose una grave situación de anarquía en el país y bajo el mandato del general Felipe Santiago Salaverry, el general altoperuano Andrés de Santa Cruz fue requerido por los oficiales del mismo grado, Luis José de Orbegoso y Agustín Gamarra, a entrar en el Perú con tropas auxiliares, pactándose el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana. Un decreto de guerra a muerte fue la inmediata respuesta de Salaverry a la intervención armada, marchando al enfrentamiento; según decreto de 10 de octubre de 1835, este caudillo dejó a Lavalle como presidente del Consejo de Gobierno.
En Lima, había quedado muy poca guarnición y, en el norte, ocurrían levantamientos: se vivía tal estado de zozobra que los cónsules extranjeros pidieron que desembarcase la marinería de sus países. Esta situación llevó a que, el 27 de diciembre del mismo año, el personal del Consejo de Gobierno con Lavalle se retirase a la vida privada. Al día siguiente, León Escobar, célebre bandido, ingresó a la capital cometiendo un sinfín de fechorías, esto lo retrató Ricardo Palma en una de sus tradiciones. Luego el general Francisco de Vidal ingresó a Lima restableciendo el orden.
Por esos años, Flora Tristán visitó la hacienda Villa y sostuvo una entrevista con Lavalle, quien le comentó la imposibilidad de conseguir nuevos esclavos para su hacienda, lo que le traería la quiebra; la literata escribió que en Villa había un cepo y una prisión para ellos, no llevándose una buena impresión de las condiciones de vida de los esclavos. A la par de la explotación de sus tierras, Lavalle regentaba sus 12 inmuebles situados en las calles Zárate (Junín), Beytia (Azángaro) y Melchormalo (Huallaga).
Luego de la muerte del presidente Agustín Gamarra, el país nuevamente se halló en medio de luchas intensivas, siendo inevitable el enfrentamiento entre los generales Francisco de Vidal y Juan Crisóstomo Torrico, quien el 16 de agosto de 1842, se declaró jefe supremo. La guerra civil prevalecía en todo el Perú; debido a ello, Torrico salió de Lima para enfrentarse a las fuerzas contrarias y, el día 20 del mismo mes, encargó el Poder Ejecutivo a Lavalle, quien ocupó el cargo. Ambos ejércitos se encontraron en Agua Santa, Ica, el 17 de octubre. Apenas rotos los fuegos, los caudillos se retiraron en direcciones contrarias; el tradicionalista Ricardo Palma menciona que, por este hecho, el pueblo bautizó a dichos generales como Vapor del Norte y Vapor del Sur; sin embargo, Vidal fue el vencedor. Tres días después, dicho general ingresó a Lima, dejando Lavalle el mando, consagrándose de lleno a sus labores comerciales; a partir de ese momento, no tuvo más participación en la vida política del país.
Juan Bautista contrajo matrimonio con María Narcisa Arias de Saavedra y Bravo de Castilla, hija menor de Francisco Arias de Saavedra, primer conde de Casa Saavedra, y Petronila Bravo de Castilla y Bravo de Lagunas; ambos vivían en la calle Melchormalo, en Lima. Sintiendo cercano el fin de sus días, el 4 de abril de 1851, redactó su testamento, indicando en él que, de su legítima unión con su esposa, tuvo a José Antonio, nacido en 1833, quien fue diplomático de renombre. También declaró haber adquirido Villa por remate público; en el mismo documento, expresó que era general del Ejército Nacional Español, designando como heredera de sus bienes a su señora María Narcisa. Testigos de este documento fueron el coronel Juan Martín Goyeneche; el contador jubilado de la Aduana del Callao, Pedro Salmón; y el sargento mayor Bernardino Cortés. Juan Bautista de Lavalle Zugasti, encargado del mando supremo en dos oportunidades, falleció en Lima el día 21 de abril de 1851, realizándose sus exequias acordes a su investidura.
Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]