El Carnaval Abanquino
No se sabe con exactitud la fusión del Carnaval Abanquino con la influencia española e italiana, aunque su origen data desde tiempos remotos, más precisamente desde la ocupación Quichua en el valle de Amancaes.
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El origen de este Carnaval está en las fiestas del agua, donde se realizan ritos en los siete riachuelos que bajan del nevado Ampapay a regar el fértil valle de Abancay. Estos ritos realizados por los jóvenes concluían con una competencia de valor entre los varones que representaban a diversos grupos familiares, surgiendo los juegos del Paqui y del Sejollo, que consiste en demostrar la fortaleza ante los azotes que se efectuaba entre los contrincantes, quienes hacen uso de la Huaraca.
El Carnaval fue introducido por los españoles, quienes realizaban prácticas mascarezcas, alegóricas, burlescas y festines, acompañados de abundante comida y bebidas alcohólicas. El Carnaval Abanquino se manifiesta como expresión del libertinaje, teniendo como punto de origen la Cultura Romana. En Occidente, se toma esta figura antes de la Cuaresma Católica, como síntesis del mundo diabólico, promiscuo y desordenado, para luego dar un espacio de arrepentimiento en los días de Cuaresma.
El Carnaval Abanquino era de corte mestizo en sus orígenes y acompañado de música de cuerdas y cascabeles, las canciones contenían letras pícaras, burlonas pero también llenas de ternura- En los últimos tiempos es notoria la fusión de diferentes instrumentos, de cuerda, percusión y viento, como la guitarra, el charango, la mandolína, la quena, la tinya y los cascabeles.
La fiesta del Carnaval se inicia con la llegada del día de los Compadres, comúnmente el día jueves. Ellos abren la celebración con juegos con agua, talco, serpentinas, picapica y el infaltable aguardiente de Pachachaca y de la Hacienda “San Gabriel”, la chicha de jora y suculentos platos, como: el puchero o huma timpu el “levanta muertos”, chicharrones, asado de res (huactacanca), acompañados de choclo, papas la uchucuta, seguido del “paseo” hasta el amanecer.
Otro protagonista en el Carnaval Abanquino es el Ño Carnavalón. La Municipalidad de Abancay es la encargada de organizar su ingreso para leer sus ordenanzas durante esta gran fiesta popular.
Su ingreso provoca un gran baile en el Club Unión, donde asisten personas disfrazadas para no ser reconocidas. En estas fiestas se eligen a las reinas del carnaval y al mismo tiempo, en el Mercado Central se realiza la gran verbena popular, dedicada a la "gente pobre".
Los días domingos, lunes, y martes son dedicados a la jarana y a las yunzas de familias, de barrios y de instituciones, donde no intervenían las bandas de músicos, sino eran con músicos que amenizaban de 3 a 4 días.
El Entierro del Ño Carnavalón se da en el Miércoles de Ceniza. La Municipalidad de Abancay organiza sus funerales, donde este personaje es rodeado por sus viudas, un grupo de lloronas quienes muestran su luto en compañía de una banda de músicos, que por rato tocan músicas fúnebres y en otras canciones llenos de nostalgia por la partida.
Ciudadanos abanquinos redactan su testamento con una singular chispa. Por ejemplo, a su viuda principal le deja sus calzoncillos y a la amante sus zapatos. Tras la lectura del testamento, el ataúd del Ño Carnavalón es arrojado al fuego en medio del llanto de sus viudas y demás lloronas.
Carnaval Abanquino
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