Biografias

Alejandro Toledo Manrique

Economista, docente y político fue un presidente peruano que le tocó dirigir un país económicamente estable, pero que decepcionó por su conducta errática y las graves denuncias de corrupción, luego de culminar gobierno.


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presidente alejandro toledo manrique


Nació en Cabana, Áncash en 1946. Fue el octavo de dieciséis hermanos, de los cuales sobrevivieron nueve. De niño vivió en Chimbote, donde fue lustrabotas. Gracias a su cercanía a cooperantes de los Cuerpos de Paz de Estados Unidos, obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de San Francisco, donde se graduó como bachiller en 1970. Luego obtuvo dos maestrías en Economía de los Recursos Humanos y en Economía de la Universidad de Stanford. Regresó al Perú en los años ochenta; se vinculó al gobierno de Acción Popular (1980-1985) y luego laboró en la Universidad ESAN como docente. Obtuvo un Ph.D. en Economía de los Recursos Humanos (1993).

Su carrera política se inicia en 1995, al postular a la presidencia con su partido País Posible, pero sin lograr mayor impacto con su candidatura. En el año 2000, con su partido renombrado a Perú Posible, Toledo vuelve a tentar la presidencia. Al inicio de la campaña, en términos de preferencias electorales, era el tercer candidato opositor frente al favorito, Alberto Fujimori, quien iba por su tercera (e inconstitucional) reelección. Toledo y los dos candidatos con más posibilidades en la oposición, Alberto Andrade y Luis Castañeda, no lograron ponerse de acuerdo para construir una candidatura única. Lo que imperaba en ese entonces era una política de independientes, donde liderazgos personalistas buscaban llegar a la presidencia en listas armadas casi de emergencia. Esa poca articulación de las organizaciones políticas explica el que tantos futuros tránsfugas hayan entrado al Congreso en las listas de la oposición.

Tras la caída en las preferencias de Andrade y luego de Castañeda, en parte por la maquinaria de ataques que recibían a diario desde la prensa gobiernista, Toledo queda en pie para recoger el voto antifujimorista. Su crecimiento coincide con un escándalo de firmas fraudulentas para la inscripción de un partido oficialista que afecta al gobierno. En una campaña que no cumplió con los estándares democráticos, Toledo obtiene el 40,2 % de votos en la primera vuelta, frente al 49,9 % de Fujimori. Luego, al no haber condiciones para una elección limpia, se retira de la segunda vuelta. Fujimori gana con el 74,3 % de votos válidos contra el 25,7 % de Toledo, pero con un altísimo número de votos blancos y viciados como medida de desacuerdo.

Tras la elección, mantiene su liderazgo en las protestas contra el gobierno y ayuda a organizar una gran marcha el día que Fujimori juraba su tercer mandato, conocida como la Marcha de los Cuatro Suyos. Cuando parecía que el gobierno lograba asentarse, a pesar de los reportes y críticas por el nivel de la elección, la aparición en septiembre de un video comprometedor, donde se observa a un congresista del partido de Toledo siendo comprado para pasar a la mayoría gobiernista en el Servicio de Inteligencia Nacional, precipita la caída de Fujimori a pocos meses de su inauguración. Tras la salida del país y la renuncia de Fujimori, y luego de la conformación de un gobierno de transición en noviembre, Toledo vuelve a asumir su papel de candidato y parte como favorito hacia la elección convocada para julio del 2001. Gana en primera vuelta con el 36,5 % y en segunda vuelta derrota a Alan García con el 53,1 % de las preferencias.

Gobernar no fue nada fácil para Toledo. Enfrentaría una serie de expectativas embalsadas desde las regiones que se tradujo en conflictos sociales, los que serían un patrón continuo en los años siguientes. El aumento de precios de minerales incrementó la conflictividad social en torno de la actividad minera; además de eso, el Estado careció de herramientas para canalizar las protestas. Toledo también perdió popularidad en forma acelerada, tanto por su conducta personal y los errores de su gobierno, como por una campaña muy dura en su contra desde los sectores investigados por corrupción. Aunque no relacionado con la minería, el intento de privatización de las empresas Egasa y Egesur dio lugar a un grave conflicto conocido como el Arequipazo en junio del 2002.

A su favor, puede decirse que tuvo una conducta democrática adecuada, pues respetó las críticas de la oposición y de la prensa. Además, apoyó la continuidad del proceso anticorrupción contra los actos cometidos durante el gobierno de Alberto Fujimori. También impulsó reformas en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, sin embargo, con resultados limitados.

La mayor reforma en su periodo fue la descentralización. En 2001, en respuesta a una de las principales agendas de la democratización, el Gobierno impulsa un proceso de regionalización que crea veinticinco regiones sobre los actuales departamentos. El plan consistía en que, tras la elección del año 2002, pudiesen unirse en regiones que incluyan a dos o más departamentos aprobados por consultas populares. Ese paso no se concretó, al rechazarse esa opción en los referéndums convocados en 2005 y fracasar negociaciones diversas en los siguientes años. Desde hace años no se ha vuelto a intentar. Si bien la regionalización respondió a una demanda de mayor autonomía local y ha dado lugar a algunas regiones con buena gestión municipal, hay consenso en que un proceso apresurado y serios déficits de capacidades locales conllevan a una gran disparidad en la calidad de servicios regionales.

La popularidad de Toledo llegó a caer por debajo del diez por ciento en algún momento de su gobierno, dando lugar a pedidos de renuncia. Sin embargo, a partir de su cuarto año, alcanza cierta estabilidad que le permite terminar su periodo con una aprobación mediana. Como volvería a pasar con los dos presidentes que sucedieron a Toledo, el partido del gobierno no logra lanzar un candidato en la elección del año 2006. Ello, en buena cuenta, por el personalismo del líder que consideraba al partido más un vehículo partidario que una organización con vida propia.

Tras entregar el poder a Alan García, Toledo sale del país acompañando a su esposa a una estancia académica en la Universidad de Stanford. Durante los siguientes años, vive en el extranjero, pero mantiene cierta presencia en la política local. En la elección del 2011, vuelve a tentar la presidencia y es favorito por varias semanas. En el verano, su popularidad comienza a caer mientras crece la intención electoral hacia Ollanta Humala y el exministro de Economía de Toledo, Pedro Pablo Kuczynski. Toledo termina en cuarto lugar con el 15,6 % de los votos. Vuelve a salir del país y se sabe poco de él en los siguientes años.

Cuando se pensaba que la carrera de Toledo había terminado, reaparece como candidato presidencial en 2016, aunque ya como parte del elenco. 
Apenas logra el 1,3 % de votos, tras una campaña donde estuvo involucrado en varios escándalos. 

Pocos meses después de la elección, Toledo fue involucrado en el caso Lava Jato por las declaraciones de una serie de colaboradores de la justicia. Se le imputa haber recibido millones de dólares vinculados con la construcción de obras públicas durante su gobierno. Producto de ellas, y a pedido del Gobierno peruano en un proceso de extradición, se detuvo a Alejandro Toledo en Estados Unidos, en julio del 2019.

El 23 e abril de 2023, Alejandro Toledo llega al país, procedente de los EE.UU. desde donde fue extraditado para ser sometido a la justicia peruana. Actualmente se encuentra cumpliendo prisión preventiva de 18 meses, en el Penal Barbadillo ubicado en el distrito limeño de Ate.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]



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