Biografias

Gustavo Adolfo Jiménez Saldías

Militar pasqueño con ambición de poder político quien llegó a proclamarse jefe supremo político y militar de la República peruana, pero que no tuvo el apoyo suficiente para mantener un gobierno nacional.


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presidente gustavo jimenez saldias


Nació en Cerro de Pasco en 1886, en el periodo de la reconstrucción nacional posterior a la Guerra del Pacífico. Luego de culminar sus estudios de educación secundaria en 1902, decidió seguir la profesión de las armas e ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos. 

El 4 de julio de 1919, siendo segundo jefe del batallón que resguardaba el cuartel de Santa Catalina en la ciudad de Lima, el mayor Gustavo Jiménez trató de defender la institucionalidad del país y se opuso a la sublevación militar dirigida por el coronel Gerardo Álvarez, pero no pudo cumplir su cometido y, consumado el golpe de estado que estableció como presidente provisorio a Augusto Bernardino Leguía, decidió retirarse del servicio activo que brindaba como oficial del Ejército Peruano. Poco después, Gustavo Jiménez colabora con el mayor Luis Sánchez Cerro que encabeza, en el mes de agosto de 1922, un levantamiento militar en el Cusco contra el régimen de Leguía y quien, al fracasar, fue encarcelado, pero pudo fugarse y comandar de inmediato una segunda acción, esta vez acompañado del mayor Gustavo Jiménez. El movimiento fue aplastado por tropas leales. Jiménez fue desterrado y se exilió en Bolivia.

Gustavo Jiménez volvió al Perú en forma clandestina, ingresando por la zona fronteriza con Bolivia, y se estableció en el Cusco en 1924, pero al ser identificado por los oficiales del ejército, adictos al gobierno de Leguía, fue arrestado y se le dio tres años de prisión siendo conducido a la isla de San Lorenzo. En 1927, Gustavo Jiménez salió libre y se dedicó al transporte de mercancías como chofer de un camión de carga.

El 22 de agosto de 1930, al producirse en Arequipa la sublevación militar encabezada por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, Gustavo Jiménez se dirigió hacia el sur para encontrarse con su antiguo compañero de armas y se adhirió al movimiento revolucionario que derrocó al presidente Augusto B. Leguía. Tan pronto llegó a Lima, el comandante Sánchez Cerro se proclamó jefe de la Junta Militar que había de dirigir el país y nombró a Gustavo Jiménez como Ministro de Gobierno, el cual, durante su gestión, prohibió el juego de envite, estableció el fin del cobro de las multas puestas por la policía y reorganizó la institución policial con lo cual la Guardia Civil se convirtió en una fuerza de choque en defensa del orden público.

Luego de un disturbio ocurrido en Lima el 24 de noviembre de 1930, en el que estudiantes y obreros se enfrentaron con los miembros de la Sociedad Nacional Agraria ocasionando destrozos en la sede del Club Nacional en la Plaza San Martín, Gustavo Jiménez renunció a su cargo de ministro y reingresó al servicio activo como oficial del Ejército Peruano con el grado de Comandante y así, sirviendo a la Junta Militar dirigida por Sánchez Cerro, desbarató toda rebelión que pusiera en riesgo la estabilidad del gobierno, como la sublevación militar policial encabezada por el general Pedro Pablo Martínez en el Callao, el 20 de febrero de 1931, en el que la actitud enérgica de los defensores del Gobierno (entre los que se destacaron el comandante Gustavo Jiménez y los regimientos Nro. 5 y Nro. 7) y la evidente simpatía del pueblo chalaco hacia ellos, hicieron fracasar a los sublevados del Real Felipe.

Poco después, el 28 de febrero de 1931, Gustavo Jiménez marchó al sur al mando de una expedición marítima con el fin de debelar una rebelión que había estallado en Arequipa, pero su intento fue bloqueado por los buques de la Armada dirigida por el comandante Alejandro Vinces, quien exigió la formación de una nueva Junta de Gobierno ante la inestabilidad política que existía en el país.

Al enterarse de la renuncia de Sánchez Cerro y el nombramiento del doctor Ricardo Leoncio Elías como presidente de un Gobierno Provisional, Gustavo Jiménez regresó a Lima el 5 de marzo de 1931, depuso a Elías del cargo que ostentaba y asumió la presidencia de una Junta de Gobierno Transitoria. Sin embargo, ante la formación de una Junta Civil del Sur en Arequipa, liderada por una figura con prestigio político como David Samanez Ocampo, Jiménez tuvo que acceder a dialogar con el líder apurimeño para llegar a un acuerdo político en aras de restablecer la estabilidad política y así, el 11 de marzo de 1931, se formó una Junta Nacional de Gobierno presidida por Samanez, la cual tenía el objetivo de convocar en un breve plazo a elecciones presidenciales y la vuelta a la constitucionalidad.

El comandante Gustavo Jiménez, como ministro de Guerra de la Junta, se encargó de la seguridad externa del país, además en su gestión intervino en forma valiente para debelar un motín ocurrido el 23 de marzo de 1931 en el cuartel de Santa Catalina, liderado por el sargento Huapaya que exigía, entre otros puntos, la derogatoria de los decretos que impedían el ascenso de los sargentos a la clase de oficiales. El ministro Jiménez rechazó la petición de los amotinados y dio la orden de atacar el cuartel logrando la rendición de los rebeldes.

Al darse las elecciones generales de 1931, el triunfo correspondió al comandante Luis Miguel Sánchez Cerro, quien impuso como presidente un gobierno represivo que persiguió a sus rivales políticos, y, en ese sentido, por orden expresa del mandatario, el 15 de febrero de 1932, Gustavo Jiménez fue deportado a Chile con la acusación de haber conspirado contra el gobierno. Para el mes de julio de 1932, Jiménez se encontraba en la ciudad de Arica y ya había tomado contacto con varios apristas que habían sido desterrados, como Manuel Seoane y el comandante Hernán Delgado, a fin de organizar una sublevación civil con apoyo militar contra el régimen de Sánchez Cerro.

En el mes de febrero de 1933, Gustavo Jiménez sale del puerto de Iquique en el barco Pudeto y regresa al Perú, desembarca en Chimbote y luego se dirige a Trujillo en donde se entrevista con algunos oficiales comprometidos en la conspiración, como el teniente Zorrilla y el subteniente Heysen. Sin embargo, al ver la indecisión de estos, viaja a Cajamarca y ahí, con el apoyo del regimiento de infantería N° 11, decide sublevarse contra el gobierno de Sánchez Cerro.

El 11 de marzo de 1933, Gustavo Jiménez lanzó un manifiesto a la nación y se proclamó jefe supremo político y militar de la República, y luego avanzó hacia Trujillo en donde se dio cuenta de que las tropas del coronel Ruiz Bravo y el comandante Dongo, que se habían comprometido en la conspiración, no fueron a apoyarlo. Jiménez tenía fe ciega no sólo en que sus amigos lo apoyarían, pese a las decepciones anteriormente sufridas, era también confianza en el apoyo que el APRA le ofreciera y prosiguió a Paiján, en donde su tropa fue atacada por el regimiento del capitán Becerra. El 14 de marzo de 1933, Gustavo Jiménez, al darse cuenta de que su ayudante el capitán Tirado prefirió rendirse y entregar las armas de su regimiento a las fuerzas represivas, decidió suicidarse y se disparó en la sien acabando con su vida.

Fuente: [Presidentes y Gobernantes del Perú - Municipalidad de Lima]




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