Desde Madrid (AFP)

Para España, es frustrante lo lento que actúa la UE frente a la crisis energética

La lentitud de la respuesta de Bruselas frente a la crisis energética es frustrante y podría generar una quiebra de confianza en las instituciones europeas, aseguró a AFP este miércoles la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, antes de una cumbre de la Unión Europea.

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La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en entrevista con la AFP en Madrid el 19 de octubre de 2022 - AFP/AFP
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La lentitud de la respuesta de Bruselas frente a la crisis energética es "frustrante" y podría generar una "quiebra de confianza" en las instituciones europeas, aseguró a AFP este miércoles la ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, antes de una cumbre de la Unión Europea.

PREGUNTA: La Comisión Europea presentó el martes sus propuestas para mitigar el alza de los precios de la energía, que serán consideradas el jueves por los jefes de estado y de gobierno de la UE reunidos en Bruselas. ¿Cómo ve estas medidas?

RESPUESTA: Las propuestas, a mi juicio, siguen siendo un poco tímidas. Faltan las propuestas concretas en relación con una inmensa mayoría de asuntos. Ha habido un esfuerzo grande en este último año, como probablemente nunca jamás hubo en la historia europea en materia de energía. Pero es un poco frustrante lo lento y lo que está costando reaccionar a la altura del desafío que tenemos por delante.

P: Este plan no incluye un tope en el precio del gas utilizado para producir electricidad, como muchos países están exigiendo para beneficiarse de un mecanismo que ya se aplica temporalmente en la península ibérica. ¿Es esta una razón adicional para la decepción?

R: Hay un nivel creciente de convergencia y de sensibilidad al respeto, a veces con acentos diferentes, pero me parece importante ir con un poco más de prisa. No deberíamos tener que pedir cuatro veces lo mismo a la comisión antes de tener un propuesta. Pero confío en que la comisión todavía acelere y haga las propuestas. Sería arriesgado no tomar las decisiones a tiempo.

P: El aumento de los precios de la energía está causando mucha frustración y descontento entre la población. ¿Teme una reacción política en Europa?

R: La crisis energética provoca una situación dura para las familias y para el tejido productivo. Si no respondemos lo suficientemente rápido, puede haber una quiebra de confianza en las instituciones europeas. La situación actual es un 'stress test' muy importante para Europa con respecto a su compromiso social. Pero con todas esas dificultades, me parece que la Unión europea es capaz de contestar positivamente a este reto. Hace un año, muy pocos países entendían por qué era importante tomar decisiones a nivel europeo. Hoy, yo creo que esto ha cambiado. Todo el mundo entiende que es capital.

P: Entre los temas de disputa está el proyecto de gasoducto MidCat entre Francia y España, apoyado por Madrid y Berlín, pero rechazado por París. ¿Es posible hacer cambiar de postura a Francia?

R: Hay un optimismo moderado. Respetamos y entendemos algunos de los argumentos expuestos por Francia, pero no todos. Hay que plantear el MidCat como una infraestructura del futuro, que podría transportar hidrógeno. Y no estamos de acuerdo con la idea de que las decisiones de interés europeo dependan exclusivamente de la decisión bilateral de los Estados miembros. Es importante entonces que encontremos una solución europea al problema y que respaldemos la petición de ayuda de Alemania y de otros países miembros.

P: España acaba de anunciar que abandona el Tratado de la Carta de Energía (TCE), firmado en 1994 para ofrecer garantías a los inversores, pero señalado de entorpecer las ambiciones climáticas de la UE. ¿Por qué hacer ese anuncio cuando está en ciernes una reforma de ese tratado?

R: "Esa tentativa ha fracasado. La negociación empezó hace dos años y el resultado queda muy por debajo de las expectativas. Por tanto, decidimos renunciar, sabiendo que los plazos hasta la salida son prolongados, pueden durar un año y medio. Esto no significa que España vaya a oponerse a un acuerdo. Lo coherente por nuestra parte será una abstención, que respete a los que decidan quedarse.




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