Ni paloma ni halcón, Lagarde quiere reformular la estrategia del BCE
No soy ni una paloma ni un halcón, afirmó este jueves Christine Lagarde, imprimiendo su estilo en su primera reunión al frente del Banco Central Europeo (BCE), en la que prometió una revisión de la estrategia de la institución el año próximo.
"No soy ni una paloma ni un halcón", afirmó este jueves Christine Lagarde, imprimiendo su estilo en su primera reunión al frente del Banco central Europeo (BCE), en la que prometió una revisión de la estrategia de la institución el año próximo.
"De una vez por todas, no soy ni una paloma ni un halcón", declaró la francesa a la prensa, con la intención de zanjar el clásico debate entre los partidarios del apoyo al crecimiento y los favorables a una ortodoxia monetaria que fustiga al BCE desde su creación hace 21 años.
"Mi ambición es ser una lechuza, a la que normalmente se le asocia cierta sagacidad", agregó, una expresión que pronto pasó a ser comentada por los especialistas en política monetaria, que escrutaron la primera gran intervención de la exdirectora del Fondo Monetario internacional (FMI).
Abogada de profesión y la primera titular de este puesto sin formación económica ni experiencia en el banco central, Christine Lagarde busca imprimir "su estilo" a la comunicación del organismo, "probablemente diferente" a la de su predecesor, Mario Draghi.
"No sobreinterpreten, no anticipen y no hagan conjeturas (...) Cuando no sepa algo, les diré que no sé", agregó.
- "Escuchar" y no "predicar" -
Luego de confirmar el arsenal de medidas presentadas por Mario Draghi en septiembre, Lagarde anunció el lanzamiento, en enero, de una revisión de la estrategia del BCE por primera vez desde 2003.
"Creo incluso que es un poco tarde, de forma justificada pues había otras muchas cosas por hacer", apuntó, en referencia a los ocho años de mandato de Draghi, marcados por sus numerosos esfuerzos para hacer remontar los precios y salvar el euro.
El punto central será volver a definir el nivel de inflación propuesto por el BCE, de momento "cercano pero ligeramente inferior al 2%", y considerado óptimo para la actividad y el empleo. La fórmula podría quedarse "alrededor del 2%", según los expertos.
El objetivo es, asimismo, integrar en la política monetaria "el inmenso desafío que el cambio climático supone para cada uno de nosotros", por ejemplo concentrado en los activos "verdes" la recompra de deuda del instituto de Fráncfort.
Este punto, sin embargo, presagia arduos debates, teniendo en cuenta que el presidente del Bundesbank se opone a ello abiertamente.
En cuanto al método, Christine Lagarde quiere consultar a parlamentarios, investigadores y miembros de la sociedad civil, "escuchar" y no sólo "predicar el Evangelio que creemos dominar" --desmarcándose así de la imagen de pensador brillante pero solitario de su predecesor.
- "Consensual" -
Por último, y teniendo en cuanta que la batería de medidas adoptada en septiembre dejó el Consejo de gobierno profundamente dividido, la nueva responsable del organismo asegurar querer "solicitar sus opiniones (la de los responsables de la institución) antes de cualquier decisión".
En este sentido, una fuente del banco central nacional aseguró a la AFP que la reunión de los guardianes del euro transcurrió de forma "muy armoniosa".
"Muchas voces nuevas, pero sin grandes novedades en el contenido", resumió Stefan Kipar, del banco LBBW, haciéndose eco de la opinión de la mayor parte de los economistas.
Para Carsten Brzeski, del banco holandés ING, esta primera conferencia de prensa, "muy distendida", no permite predecir qué dará la era Lagarde, más allá de sus deseos de parecer "todo lo conciliadora posible".
En cuanto al fondo, la presidenta del BCE ha diseñado unas perspectivas económicas que presentan contrastes: si bien bajó un 1,1% las expectativas de crecimiento para 2020 en la zona euro, quiere reacelerarlas para 2021 y 2022 (+1,4% para los dos ejercicios).
La inflación, por su parte, debería disminuir hasta un 1,1% el próximo año, tras el 1,2% de este año, antes de subir a un 1,4% en 2021 y 1,6% en 2022, todavía lejos de las cifras fijadas por el instituto de Fráncfort.
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