Desde Brisbane (Australia) (AFP)
Llámame por mi nombre, la norma en el G20 de Australia
El primer ministro australiano, Tony Abbott, anfitrión del G20 en Brisbane, pidió a los jefes de Estado y de Gobierno que se llamen por su nombre para poner un poco de calor a una cumbre helada por la oposición Rusia-Occidente.
15 de noviembre de 2014

El primer ministro de Australia, Tony Abbott, se dirige a los líderes del G20 el 14 de noviembre de 2014 en la cumbre en Brisbane - AFP/Pool/AFP
El primer ministro australiano, Tony Abbott, anfitrión del G20 en Brisbane, pidió a los jefes de Estado y de Gobierno que se llamen por su nombre para poner un poco de calor a una cumbre helada por la oposición Rusia-Occidente.
En una breve alocución que abría una reunión de mandatarios de los países más poderosos del planeta, Abbott pidió a sus homólogos que "hablen con el corazón". "Estaría bien que hablemos con el corazón, en vez de leer un discurso. Estaría bien que seamos razonablemente concisos, máximo, por favor, cinco minutos. Estaría bien que pudiéramos utilizar los nombres de pila porque independientemente de los desacuerdos, pienso que ayuda que haya un poco de calor humano entre nosotros", pidió.
Los jefes de Estado y de Gobierno estaban sentados en los sillones de una sala del Parlamento regional de Queensland, el estado oriental de Australia donde se encuentra Brisbane, que alberga este sábado y el domingo el G20.
Esta petición de humanidad de Abbott tiene lugar con el fondo de la oposición virulenta entre Rusia y Occidente, que eclipsa los debates sobre la recuperación económica, la evasión fiscal y las infraestructuras.
Abbott alimentó esta espiral al criticar abiertamente a Rusia el viernes, acusando al presidente Vladimir Putin de querer restaurar "la gloria perdida del zarismo o de la Unión Soviética".
Putin estaba sentado entre la representante de Corea del Sur y el de Arabia Saudí. Abbott tenía a su derecha al presidente estadounidense, Barack Obama, al ministro argentino de Economía, Axel Kiciloff, y a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. El presidente francés, François Hollande, estaba sentado entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
Abbott convidó a sus invitados a almorzar una barbacoa para distender el ambiente.