Las monarquías del Golfo apartan sus diferencias ante el yihadismo
Los dirigentes de las monarquías del Golfo se reunieron este martes en Catar, con el telón de fondo de la amenaza yihadista y la influencia creciente de Irán en la región, dejando de lado nueve meses de diferendos.
Los dirigentes de las monarquías del Golfo se reunieron este martes en Catar, con el telón de fondo de la amenaza yihadista y la influencia creciente de Irán en la región, dejando de lado nueve meses de diferendos.
La ofensiva yihadista en Irak y Siria, el deterioro de la situación en Yemen y el hundimiento de los precios del petróleo, que desde junio han bajado un 40%, marcarán esta cumbre, que estuvo a punto de no celebrarse ante los problemas diplomáticos entre algunos de los miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que agrupa a Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar.
"El simple hecho de que tenga lugar es en sí un éxito", declaró a la AFP un responsable catarí que pidió el anonimato.
La crisis que estalló en marzo de 2014 a raíz de la convocatoria de los embajadores saudí, emiratí y bahreiní en Doha ha sido la más grave desde la creación en 1982 del CCG.
Riad, Abu Dabi y Manamá acusaron a Doha de desestabilizar la región con su apoyo a los Hermanos Musulmanes, en particular en Egipto, y conceder asilo a los opositores islamistas hostiles a sus regímenes.
Gracias a los buenos oficios de Kuwait y al resposicioinamiento del "gran hemano" saudí, estos países firmaron en noviembre la reconciliación y con ella el regreso de los tres embajadores del Golfo a Doha.
Según los analistas, hubo, claramente, una voluntad de los países del Golfo, de mayoría sunita, de superar los desacuerdos ante la gravedad de problemas como los conflictos armados en Irak, Siria y Yemen, el peligro que representan los grupos yihadistas para su propia seguridad y los supuestos intentos de Irán, de mayoría chiita, de aprovechar la situación para aumentar su influencia en la región.
Durante meses, Arabia Saudí y los Emiratos han tratado de que Catar, el díscolo del Golfo, deje de apoyar a "grupos extremistas".
Aunque Doha ha hecho algunos gestos en pos de la "unidad", no ha cambiado radicalmente de posición, estiman los expertos.
- Cooperación militar -
En un principio, la reunión de Doha se iba a durar dos días, pero el comité organizador anunció el lunes por la noche que concluirá este martes sin dar más explicaciones.
Poco después de las 13H00 GMT, los ministros de Relaciones Exteriores de los seis países del CCG iniciaron una reunión preparativa de la cumbre, prevista para las 15H00 GMT, constató un fotógrafo de la AFP.
La mayoría de los miembros del CCG integran la coalición internacional conducida por Washington que lleva a cabo bombardeos aéreos en Irak y en Siria. Catar alberga el centro de mando de las operaciones, mientras que Arabia Saudí y los Emiratos han llevado a cabo múltiples bombardeos contra los yihadistas del grupo estado Islámico.
Los líderes del Golfo tenían previsto hablar de estrechar la cooperación militar, la realización de actividades navales y de crear una fuerza policial conjunta, según la secretaría del CCG.
También tenían previsto examinar los avances realizados en la aplicación de varios acuerdos en el campo del contraterrorismo, firmados por los Estados del CCG, agregó la secretaría.
Los líderes también hablarán del acuerdo de unión aduanera que tenía previsto entrar en vigor en marzo próximo, pero que todo hace pensar que será pospuesta.
Como telón de fondo, figura el hundimiento del precio del petróleo que representa el 90% de los ingresos públicos del CCG.
El precio del crudo ha perdido un 40% desde junio, lo que significa que los países del CCG podrían perder en torno a los 300.000 millones de dólares en ingresos, lo que será un duro golpe teniendo en cuenta que el año pasado ingresaron 730.000 millones.
Los precios seguían bajando tras la decisión, en noviembre, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de mantener la producción actual, principalmente por presión de países como Arabia Saudí, preocupada por preservar su cuota de mercado.
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