Desde Pekín (AFP)

La falta de convertibilidad, un obstáculo para el yuan pese al reconocimiento del FMI

El reconocimiento del yuan por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) contribuirá a extender su uso fuera de China, pero su falta de convertibilidad sigue siendo un obstáculo para su expansión internacional, según los expertos.

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El reconocimiento del yuan por parte del Fondo Monetario internacional (FMI) contribuirá a extender su uso fuera de China, pero su falta de convertibilidad sigue siendo un obstáculo para su expansión internacional, según los expertos.

El FMI confirmó el lunes que incluirá el yuan en su cesta de divisas, lo que lo convierte en una moneda de reserva. Se trata de un reconocimiento simbólico para Pekín, que quiere reforzar la importancia de su divisa en el mundo, a la altura de su potente economía, la segunda del planeta.

Las repercusiones de esta decisión no serán inmediatas, aunque el reconocimiento del FMI llevará a los bancos centrales a incluir el yuan en sus reservas, indican los expertos.

"En los próximos seis años, la proporción de yuanes en las reservas [de los bancos centrales] podría pasar del 1,4% actual a una horquilla de entre el 4,7% y el 10%", lo que supondría comprar yuanes por valor de 110.000 millones de dólares, según Dariusz Kowalczyk, de Crédit Agricole.

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La directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, habla durante una rueda de prensa en la sede del FMI, en Washington DC, el 30 de noviembre de 2015 (AFP/AFP)

Para los observadores, el problema es la convertibilidad limitada del yuan, es decir, el hecho de que China imponga restricciones para cambiar su moneda con otras divisas.

"Los bancos centrales, como todos los gestores de fondos, prefieren divisas totalmente convertibles para las que existen grandes mercados de cambio y de obligaciones" donde se pueden cambiar fácilmente, indica Andrew Kenningham, de Capital Economics.

Y ahí reside el problema: "el atractivo del yuan como moneda de reserva se verá obstruido por su falta de convertibilidad y por su liquidez limitada", afirma Kenningham, y apunta que hay tener en cuenta además el freno actual de la economía china.

Para entrar en la cesta del FMI, una divisa necesita ser "ampliamente utilizada" y "utilizable libremente".

El yuan cumplió fácilmente el primer requisito: en septiembre fue la quinta divisa más usada en los pagos internacionales, con un 2,45% del total de las transacciones, todavía lejos del dólar (43,3%) o el euro (28,6%), según la compañía financiera SWIFT.

- Proteccionismo de Pekín -

La segunda condición (una moneda utilizable libremente) fue en cambio mucho más debatida, porque el yuan sólo puede fluctuar respecto al dólar dentro de una horquilla determinada a diario.

Se trata de una medida de protección del gobierno de Pekín, que impone restricciones a los movimientos de su moneda en el extranjero por miedo a la fuga de capitales. El reciente desmantelamiento de una trama acusada de transferir ilegalmente al extranjero miles de millones de yuanes es una prueba de la intransigencia de las autoridades de Pekín sobre esta cuestión.

"China ha prometido levantar los controles de capitales antes de 2020, lo que significa que la libre convertibilidad todavía está muy lejos", recuerda Andrew Colquhoun, analista de Fitch Ratings.

China ha tomado algunas medidas hacia la convertibilidad, como la liberalización de las tasas de interés y la autorización a algunos bancos centrales y fondos de inversión extranjeros a acceder a su mercado interior.

En agosto, el banco central chino (PBOC) anunció la devaluación de un 5% de su moneda, y justificó la decisión para acercar al yuan a su "valor real", una medida celebrada por el FMI. También cerró acuerdos de intercambio de divisas con unos 30 bancos centrales.

Este martes el PBOC celebró el anunció del FMI y su voluntad de "acelerar las reformas financieras y de apertura".

Pero los expertos consideran que China tiene que seguir haciendo reformas en su sistema financiero para convencer a los inversores institucionales y privados, que temen una política económica "imprevisible", apunta Mark Williams, de Capital Economics.

La decisión del FMI tampoco debería frenar la fuga de capitales de China, acelerada por la mala coyuntura económica y el temor a una depreciación continua del yuan.




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