Desde Maan (Jordania) (AFP)

La apuesta de los agricultores sirios por el pistacho, su cultivo tradicional

Con las herramientas en la mano, el agricultor sirio Fady al Mahmud examina sus pistacheros, esperando que este año la cosecha sea generosa y pueda compensar años de escasez en un país en guerra.

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Un productor de pistachos examina sus árboles en Maan (norte de Siria), el 24 de junio de 2020 - AFP/AFP
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Con las herramientas en la mano, el agricultor sirio Fady al Mahmud examina sus pistacheros, esperando que este año la cosecha sea generosa y pueda compensar años de escasez en un país en guerra.

Conocido como "pistacho de Alepo", el fruto verde, muy utilizado en la elaboración de pasteles y de helados orientales, se uno de los productos ineludibles de la agricultura del norte de Siria, especialmente en las provincias de Alepo, Hama e Idlib, vecinas entre sí.

Solo hace unos meses que Mahmud ha recuperado sus tierras, en Hama. A principios de año, a través de una ofensiva de varios meses en esa región, eminentemente agrícola, las fuerzas gubernamentales arrebataron el norte de la provincia a los rebeldes y los yihadistas.

"Estoy bien siempre y cuando mis plantaciones estén bien", comenta el campesino de 40 años, con la gorra bien calada en la cabeza para protegerse del sol.

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Un productor de pistachos revisa sus arbustos, en Maan, norte de Siria, el 24 de junio de 2020 (AFP/AFP)

Alternando con las tijeras de podar y la sierra, va cortando las ramas muertas de los arbustos y revisa los pistachos maduros, de color berenjena, que en general se cosechan a mediados de julio.

"El pistachero de Alepo es el pulmón que hace vivir a las aldeas de Hama", afirma Mahmud, oriundo del pueblo de Maan.

Antes de la guerra, que empezó en 2011, Siria era uno de los principales productores de pistacho del mundo, con entre 75.000 y 80.000 toneladas de pistachos recolectadas algunos años, principalmente destinadas a la exportación, sobre todo a países como Jordania, Arabia Saudita y Líbano, pero también a Europa.

Sin embargo, en el momento álgido del conflicto la producción se redujo a la mitad, cuando el noroeste se vio arrasado por los combates. Allí se encuentra hoy en día el último gran bastión yihadista y rebelde del país.

- "Compensar las pérdidas" -

Cuando regresó a su aldea, Mahmud se encontró con varios de sus arbustos completamente secos, y trincheras y minas en los cultivos de los alrededores.

"Algunos pistacheros de Alepo están abandonados desde 2012. En época normal, requieren mucha atención", lamenta el agricultor.

En principio, la tierra debe trabajarse cuatro veces al año y se debe pulverizar pesticida dos veces al año, explica.

"Espero empezar a compensar las pérdidas sufridas durante los años de guerra", confía Mahmud.

En las inmediaciones del pueblo, los soldados siguen afanados en los cultivos, retirando restos de proyectiles, tanques y vehículos oxidados, vestigios de los combates.

Equipados con detectores de metales, los militares, vestidos con el uniforme del ejército sirio, inspeccionan el suelo en busca de explosivos que hayan podido quedar intactos. De vez en cuando, se oyen explosiones cuando el ejército hace detonar alguna que otra mina.

En las cerca de 70.000 hectáreas de pistacheros plantados en el noroeste, el 25% de los terrenos se vieron dañados por los combates, indica Hasan Ibrahim, director de la Autoridad gubernamental encargada del cultivo de ese fruto.

Según él, los agricultores se han tenido que enfrentar a "dificultades" como las minas enterradas en el suelo. El estado desplegó equipos de artificieros para neutralizarlas.

En sus tierras, cerca de Maan, Ibrahim Ibrahim examina con atención el color de sus pistachos para ver hasta qué punto están maduros.

"Es la primera vez que los agricultores vuelven a sus tierras sin tener miedo", asegura.

Él también tiene todas sus esperanzas puestas en la cosecha. Al volante de su pequeña camioneta, recorre los caminos de tierra de los campos de los alrededores.

"Espero que este año nos devuelva a los niveles de producción a los que estábamos acostumbrados antes de la guerra", sostiene. El pistacho "es nuestra principal fuente de ingresos".



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