Desde París (AFP)

Jornada de protestas en Francia contra una impopular reforma laboral

Francia vivía este miércoles una intensa jornada de protestas contra una impopular reforma laboral que ha dividido incluso al gobierno socialista en un país acostumbrado a la seguridad del empleo.

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Estudiantes convocados por organizaciones juveniles y sindicatos del sector, en la manifestación en las calles de París el 9 de marzo de 2016, contra la reforma laboral incluida en la llamada ley El-Khomri - AFP/AFP
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Francia vivía este miércoles una intensa jornada de protestas contra una impopular reforma laboral que ha dividido incluso al gobierno socialista en un país acostumbrado a la seguridad del empleo.

El punto central de la protesta será una manifestación de estudiantes apoyada por los sindicatos y por partidos políticos de izquierda prevista para las 14H00 locales (13H00 GMT) en el centro de París.

Organizaciones juveniles y sindicatos estudiantiles y de trabajadores han convocado además manifestaciones en toda Francia.

La protesta coincide con una huelga ferroviaria en reclamo de aumentos salariales que ha perturbado el transporte en todo el país.

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Manifestantes franceses pasan junto a un cartel publicitario sobre trabajo en una de las protestas que están convocadas en todo el país contra una planeada reforma laboral socialista, que divide incluso al Gobierno, el 9 de marzo de 2016 en Reims (AFP/AFP)

Por la mañana, una decena de institutos estaban en huelga en París y otros cuatro en Marsella (sur).

La reforma laboral incluye medidas que otorgarían más flexibilidad a las empresas para contratar y despedir a los trabajadores, en un intento por contrarrestar el desempleo, que ronda el 10,2% y que afecta principalmente a los jóvenes (24%).

Una petición en línea contra del proyecto de ley El Khomri, que lleva el nombre de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, ha reunido más de un millón de firmas, mientras que un sondeo afirma que siete de cada diez personas se oponen a la reforma.

El presidente francés, François Hollande, que hizo campaña con la promesa de mejorar las perspectivas de los jóvenes, dijo en la víspera de las protestas que quería ayudarlos para que tengan "más estabilidad laboral". "Debemos también dar a las empresas la oportunidad de contratar más, ofrecer seguridad laboral a los jóvenes a lo largo de sus vidas, y proporcionar flexibilidad para las empresas", dijo Hollande.

El revuelo levantado por esta reforma es un nuevo golpe para Hollande y su primer ministro, Manuel Valls, que han sido acusados por miembros de su partido de ser demasiado favorables a las empresas y de haber dado un giro a la derecha.

A 14 meses de las elecciones presidenciales en las que Hollande podría buscar un segundo mandato, la popularidad del mandatario ha caído a su nivel más bajo.

Según un sondeo divulgado a principios de marzo, la popularidad del presidente francés cayó a un histórico 15% y la de Valls a 20%.

- Sistema 'en las últimas' -

No obstante, los partidarios de esta reforma estiman que para reactivar la economía del país es fundamental crear puestos de trabajo y mantener la competitividad.

El ministro francés de Economía, Emmanuel Macron, dijo el martes en una entrevista con la radio France Inter que el desempleo no ha caído por debajo de 7% en 30 años. "¿Lo hemos intentado todo? Veamos fuera de Francia. ¿Qué ha sucedido en otros lugares? Todos han evolucionado, todos han hecho cosas", dijo.

El diario Le Parisien se refirió a reformas similares en España, Italia y Gran Bretaña y dijo en un editorial el martes que el código laboral de Francia "no estaba adaptado a nuestra época". "Negar la necesidad de la reforma es negar que el mundo que nos rodea está en movimiento, que nuestro sistema social está en las últimas y que el desempleo no retrocede", afirmó.

Las empresas francesas aducen que son reacias a contratar empleados permanentes debido a los obstáculos que les impide despedirlos en tiempos de vacas flacas. Los jóvenes salen de las universidades y terminan trabajando con contratos temporales durante años o haciendo prácticas con la esperanza de conseguir un trabajo permanente.

La ley El Khomri flexibiliza las cláusulas para justificar un despido. Una caída en los pedidos o ventas, o pérdidas de explotación, serían causas suficientes para despedir a personal. También reduciría el pago de horas extra más allá de la jornada laboral de 35 horas semanales, que fue instaurada en la década de los 90 en un intento de los socialistas para impulsar el empleo.

Si bien el primer ministro Valls ha dicho que los jóvenes serían los que más se beneficiarán de la ley, las organizaciones juveniles han sido las más claras en pedir su abandono total.

Está previsto que estudiantes de secundaria participen en una protesta juvenil junto con los sindicatos, movimientos ecologistas y estudiantes universitarios.




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