Desde Raleigh (Estados Unidos) (AFP)

Estadounidenses desplazados por Florence anhelan regresar a sus hogares

En un refugio improvisado en el campus de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, cientos de personas que huyeron del huracán Florence se ilusionan con volver a sus hogares, pero no solo desconocen cuándo, sino en qué estado encontrarán sus casas tras el paso del huracán.

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Un hombre carga a su hijo afuera del refugio de la Cruz Roja cerca de Raleigh, en Carolina del Norte - AFP/AFP
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En un refugio improvisado en el campus de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, cientos de personas que huyeron del huracán Florence se ilusionan con volver a sus hogares, pero no solo desconocen cuándo, sino en qué estado encontrarán sus casas tras el paso del huracán.

"Todos queremos irnos a casa", dijo Dianna van Horne, una trabajadora de la Cruz roja que ayudaba a algunos de los cientos de estadounidenses que llegaron a este refugio cerca de Raleigh, la capital del estado, huyendo de las lluvias y la tormenta que golpearon con fuerza a las localidades costeras.

Génesis, una bebé de cuatro meses, dormía en los brazos de su madre Rashaunda Dickens, ajena al bullicio de las 300 personas hacinadas en el lugar.

Dickens dejó su casa en la ciudad costera de Morehead City el martes con sus cuatro hijos, escapando a la tormenta.

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Refugiados del huracán Florence, cerca de Raleigh, Carolina del Norte, esperan para tomar una ducha (AFP/AFP)

"En la casa en la que vivimos, el agua llegó hasta el segundo piso. Perdimos todo", dijo. "Los niños están asustados. No entienden realmente lo que está ocurriendo".

Su hijo mayor, Jeremy, se mostraba ansioso por volver a la escuela y a su vida normal. "La habitación es ruidosa. Todos roncan cuando trato de dormir. Y las camas son duras", dijo.

Thomas Hammett tiene dos lágrimas tatuadas al costado de su ojo izquierdo, que tal vez nunca antes hayan expresado mejor lo que siente.

Dejó su casa en Otway con sus dos hijos, Christopher, de tres, y Jerry, de 11.

"No vemos la hora de volver a casa y tener una vida normal otra vez", afirmó, esperando que eso se haga realidad el miércoles.

"Tuvimos que evacuar; era muy peligroso quedarnos. Algunos murieron allí. Los vecinos nos dijeron que nuestra casa estaba bien, salvo por algunas ramas caídas. Al menos eso es un alivio", dijo Hammett.

- "Somos todos iguales" -

La alarma de incendio en el instituto universitario Friday -más usado para convenciones académicas que para albergar refugiados- se disparó temprano en la mañana, haciendo salir a todos en medio de la lluvia, antes de formarse en la fila del desayuno.

Pese a la situación, la mayoría trata de mantenerse optimista.

"Todos han sido muy buenos, y de mucha ayuda", dijo David Owens, un jubilado en silla de ruedas que había pasado por otros tres refugios antes de llegar a Raleigh, después de un viaje de unas 500 millas (800 kilómetros).

"Hay algunas personas muy interesantes aquí para hablar, con historias de mucha humildad que conmueven a tu corazón", dijo.

Según Van Horne, oficial de la Cruz Roja, a pesar de su anhelo de irse a casa, los desplazados "están en un lugar seguro y haciendo nuevos amigos".

"Gente negra, blanca, hispana... todos nos juntamos aquí. Subimos al mismo autobús, olemos, sudamos, todos somos iguales", dijo Charles Williams, un ex marinero afroestadounidense.

"Ya sea que ganes 20.000 o 200.000 dólates al año, todo el dinero que tienes no te servirá de nada. Lo único que importa es que todos estamos seguros".




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