Desde Fráncfort (AFP)
El BCE se prepara para sacar la artillería pesada
El Banco Central Europeo (BCE), decidido a hacer frente al riesgo de deflación y a estimular la economía de la zona euro, se encamina a adoptar un polémico programa de compra de deuda, sobre todo para Alemania, en la reunión de este jueves.
22 de enero de 2015
La canciller alemana, Angela Merkel, dialoga con el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, el 19 de enero de 2015 en Eschborn, cerca de Fráncfort - AFP/AFP
El Banco Central Europeo (BCE), decidido a hacer frente al riesgo de deflación y a estimular la economía de la zona euro, se encamina a adoptar un polémico programa de compra de deuda, sobre todo para Alemania, en la reunión de este jueves.
Los bancos centrales de Japón y Gran Bretaña y Estados Unidos ya han recurrido a este tipo de medidas, denominadas "expansión cuantitativa" o "QE", según su acrónimo en inglés, que pretende estimular el crédito e inyectar dinero en el circuito financiero.
En opinión de los especialistas, el QE a la europea, objeto de especulaciones desde hace meses, es ahora un asunto asumido. "Parece que el único interrogante no es si, sino cómo el BCE va a anunciar su propio programa 'QE' esta semana", dice Carsten Brzeski, economista del banco ING.
Algunos, en particular en Alemania, habrían preferido que el consejo de gobernadores esperara a ver los efectos de la vertiginosa caída de los precios del petróleo en la coyuntura económica y en la inflación. Pero la mayoría de los observadores esperan una decisión este jueves.
Además de la deuda soberana, la ofensiva monetaria podría incluir deuda de las empresas.
- Credibilidad en juego -
Las medidas ya adoptadas hasta ahora -tasas históricamente bajas, préstamos enormes a los bancos europeos, compras de algunos activos financieros- no han sido suficientes para recuperar la dinámica de los precios.
En diciembre, la inflación en la zona euro pasó a territorio negativo (-0,2%) por primera vez desde 2009. Aunque la caída de los precios del petróleo ha influido, la inflación subyacente (sin contar la alimentación y la energía), del 0,7% el mes pasado sigue muy baja en relación a la meta del BCE, de en torno al 2%. La deflación, espiral a la baja prolongada de los precios y los salarios, acecha.
"La credibilidad del objetivo de inflación estaría en serio peligro y las previsiones de inflación podrían bajar todavía si el BCE no actuara", advierte Christian Schulz, del Berenberg Bank.
Todo el mundo anticipa esta ofensiva monetaria sin precedentes y más los mercados. El euro ya ha caído enormemente en relación a las principales monedas, lo que sin duda ayudará a las exportaciones europeas. Otro tanto ha ocurrido con el rendimiento de la deuda emitida por los Estados de la unión monetaria, mientras que las bolsas han subido con fuerza.
Carsten Brzeski considera que dadas las enormes expectativas generadas y el riesgo, por ende, de decepción que las acompaña, el BCE podría permanecer "voluntariamente impreciso" sobre el monto del 'QE', que oscilaría, según diferentes fuentes, entre medio billón y un billón de euros en casi dos años. La imprecisión facilitaría también la flexibilidad, dicen los expertos de DekaBank.
- Imprecisión -
Antes incluso de su anuncio, el 'QE' ya ha hecho correr mucha tinta, tanto sobre su eficacia como sobre las modalidades.
En la espinosa cuestión sobre la ponderación de las compras en el mercado secundario -quién compra qué tipo de deuda y qué cantidad, quién asume qué tipo de riesgo- influirán tanto las reticencias alemanas como los comicios legislativos griegos del 25 de enero.
El gobierno alemán se ha resignado al 'QE', en nombre de la independencia del BCE, pero recuerda frecuentemente que las reformas estructurales deben ser prioritarias. Berlín teme que la inyección monetaria aparque los esfuerzos de reformas de los europeos.
Muy escéptico, el Bundesbank se acomodaría sin duda con la compra de activos efectuada directamente por los bancos centrales nacionales, para evitar la mutualización de eventuales pérdidas.
Para evitar las incertidumbres derivadas de las elecciones griegas, en las que la izquierda radical contra la austeridad es favorita en los sondeos, el programa podría excluir la deuda griega, dice Clemente de Luca, del BNP Paribas.
Al igual que otros miembros del directorio del BCE, Mario Draghi no ha escatimado esfuerzos para recabar apoyos.
El BCE no tiene previsto bajar de nuevo su principal tasa, actualmente en el 0,05%, su nivel más bajo de la historia.
