Desde Eilat (Israel) (AFP)

Coronavirus hunde en la crisis a balneario israelí en el Mar Rojo

La música de un tiovivo resuena una y otra vez en el desierto parque de atracciones de Eilat, balneario israelí a orillas del Mar Rojo muy apreciado por los turistas que se ha convertido en una ciudad fantasma debido a la pandemia del nuevo coronavirus.

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Decenas de sillas de plástico se apilan en una playa desierta de Eilat, en el sur de Israel, el 17 de abril de 2020 - AFP/AFP
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La música de un tiovivo resuena una y otra vez en el desierto parque de atracciones de Eilat, balneario israelí a orillas del Mar Rojo muy apreciado por los turistas que se ha convertido en una ciudad fantasma debido a la pandemia del nuevo coronavirus.

Alrededor de 2,5 millones de turistas llegan cada año a Eilat, en el extremo sur de Israel, para tomar sol, sumergirse en el agua cristalina y recorrer el paseo marítimo repleto de tiendas, bares y hoteles con piscinas.

Aquí la primavera es normalmente deliciosa, pero todo esta vacío desde que las autoridades israelíes ordenaron el confinamiento de la población y el cierre tanto de las fronteras como de los lugares de esparcimiento para evitar toda propagación de covid-19.

Algo difícil imaginar en esta ciudad de 67.000 habitantes, con 12.000 habitaciones de hotel están usualmente ocupadas la mayor parte del año.

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En el balneario israelí de Eilat, en el Mar Rojo, los muebles de un hotel cerrado por el nuevo coronavirus están cubiertos de sábanas blancas, para protegerlos del polvo, el 17 de abril de 2020 (AFP/AFP)

En el vestíbulo de un enorme hotel de cinco estrellas, los muebles están cubiertos con sábanas blancas y las fuentes ya no funcionan. En la amplia escalera de caracol solo transitan unos pocos empleados que velan por la seguridad del establecimiento, en el que normalmente trabajan 500 personas.

Lior Mucznik, que dirige tres hoteles, entre ellos este, estima que pierde decenas de millones de shekels al mes, es decir, millones de euros.

- Esparadrapo -

La municipalidad recibió apoyo financiero del gobierno para responder a la crisis pero, por el momento, no es más que un "esparadrapo sobre una gran herida", explica el alcalde Meir Yitzhak Halevi. Tres de cada cuatro personas están ahora desempleadas, dice a la AFP.

El sábado, el gobierno anunció la relajación de algunas restricciones, incluida la reapertura de ciertos comercios, en respuesta a la disminución del número de nuevos casos de enfermedad.

Debido a que en Eilat la pandemia es más una crisis económica que sanitaria, el ayuntamiento pide al gobierno que formule una respuesta para la ciudad, explica Nora Bitton, empleada municipal. Sin turismo, este "pedacito del paraíso" vio su "tubo de oxígeno cortado", lamenta.

Israel anunció un primer caso de nuevo coronavirus el 21 de febrero y, desde entonces, registró más de 14.300 personas contaminadas, de las cuales aproximadamente 190 murieron. En Eilat se registraron unos 20 casos.

- Parálisis -

Para Josef Gez, que se pasea desafiando el confinamiento, lo que en teoría puede merecer una multa, "es como si la ciudad estuviera paralizada. Normalmente odio caminar, pero he venido desde el otro lado de la ciudad para tomar aire fresco, disfrutar del sol y estar a la orilla del mar", explica este quincuagésimo sobre el puente que cruza el puerto deportivo.

"En 32 años de vida aquí, nunca he visto algo así. Parece como si alguien hubiese lanzado una bomba y todos desaparecieron", añade.

Un poco más adelante, una pareja de franceses se aventura a la playa para ir a nadar. Sin embargo, apenas tocan la arena una patrulla de la policía los detiene. Regreso a casa obligatorio para los dos jubilados, enojados por tener que dar la vuelta y "entristecidos" de ver la ciudad vacía en un período del año en que, generalmente, es difícil hacerse un lugar al sol.

Junto a la barrera que rodea una de las tres piscinas de su hotel, Lior Mucznik explica que la temporada de Pessah, la Pascua judía que acaba de terminar, es una de las más importantes para la economía local. Durante esta fiesta, las 375 habitaciones de su establecimiento están normalmente ocupadas, en su mayoría por israelíes.

"Si nos perdemos la segunda temporada alta alta, de julio a septiembre, entonces será un año catastrófico", dice. "En realidad, ya es un año catastrófico".




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