Desde Sao Paulo (AFP)

Cientos de árboles de Sao Paulo derribados por intensas lluvias

Cuando los truenos se apoderaron del cielo ceniza de Sao Paulo, Elsa Ribeiro no se lo pensó. Tomó del brazo a su nieta, cerró su kiosco y volvió rápido a casa. Más que a la lluvia, esta comerciante temía que le cayera un árbol encima.

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Peatones caminan el 13 de enero de 2015 entre árboles derribados por lluvias en Sao Paulo - AFP/AFP
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Cuando los truenos se apoderaron del cielo ceniza de Sao Paulo, Elsa Ribeiro no se lo pensó. Tomó del brazo a su nieta, cerró su kiosco y volvió rápido a casa. Más que a la lluvia, esta comerciante temía que le cayera un árbol encima.

Su temor está fundamentado. En diciembre un hombre murió en la misma calle donde trabaja Elsa impactado por un tronco y en los últimos 15 días casi 1.000 árboles han caído en Sao Paulo, la mitad de los que cayeron durante todo el año pasado.

El derrumbe de varios troncos sobre los cables eléctricos después de una tormenta dejó el lunes a 800.000 personas sin luz. Cuatro días después, 250.000 vecinos siguen sin servicio en la mayor ciudad de Sudamérica.

Pero, pese a las intensas lluvias, Sao Paulo enfrenta una severa crisis en el suministro de agua que hizo que el gobernador, Geraldo Alckmin, reconociera el miércoles por primera vez que el agua se está racionando a los ciudadanos.

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Arboles caídos en una calle de Sao Paulo el 13 de enero de 2015 (AFP/AFP)

El sistema Cantareira, que abastece a un 45% de la región metropolitana de Sao Paulo, está en mínimos históricos desde el seco verano de 2014 y podría agotarse en marzo si no aumentan las precipitaciones.

- 300 árboles en una noche -

La lluvia garantiza el suministro, pero amenaza a los grandes árboles de la ciudad, muchos con más de 70 años de vida y hasta 25 metros de altura, pero internamente podridos e infestados de termitas.

La alcaldía poda, extrae y sustituye árboles, pero troncos caídos como cadáveres en medio de la calle son cada vez más fáciles de ver en esta metrópolis de 20 millones de habitantes.

El esqueleto de un gran árbol preside la calle donde Elsa Ribeiro administra su negocio desde hace 20 años, en un céntrico barrio de Sao Paulo.

Allí murió la noche del 22 de diciembre el pasajero de un taxi al precipitarse un árbol sobre el vehículo.

Las huellas de otros dos troncos recuerdan los derrumbes que hubo después. Frente a una escuela infantil, una rama aún descansa sobre un grueso hilo de electricidad que, vencido, cuelga a menos de un metro del suelo.

La madrugada del 29 de diciembre la ciudad incluso batió su récord: durante una fuerte tormenta que no olvidan los paulistanos, vientos de hasta 96 km/h derrumbaron más de 300 árboles.

- Falta de planificación -

La culpa no es del árbol, sino de quien lo plantó. Sergio Brazolin, biólogo especialista en arborización urbana, considera que hubo falta de planificación en la arborización de Sao Paulo.

"En las calles de la ciudad es muy fácil ver ejemplares muy grandes en calzadas muy pequeñas. Eso es fruto de la histórica falta de planificación de Sao Paulo. La raíz de un árbol debería crecer de forma radial, pero muchos no pueden afianzar su base por el asfalto", explicó.

A todo esto se suma la irregular instalación de la red eléctrica, trazada con un cableado externo que muchas veces atraviesa las copas de los árboles y los desequilibra.

Con la lluvia, el agua se acumula en las ramas y aumenta su peso, haciendo que el tronco ceda si su base es frágil.

"Hay que crear una ley que regule la plantación y las medidas de manutención preventiva de los árboles. No puede ser que una ciudad tan grande no tenga siquiera un inventario", reivindicó el experto.

Marisa Marao ve con temor todos los días frente a la óptica donde trabaja cómo un gran ejemplar lleno de vegetación sobrevive con el esqueleto doblado.

"Creo que este año cayeron más árboles por la falta de cuidado. Siempre pedimos a la prefectura que vengan a podar y no lo hacen. Todos los clientes nos preguntan por el árbol de enfrente", asegura.

- Calor = tormenta -

La alcaldía indicó que en 2014 se realizaron más de 100.000 podas, 14.000 extracciones de árboles y 11.000 sustituciones por ejemplares nuevos atendiendo a 66.000 peticiones.

"Cerca del 90% de los árboles caídos en los últimos días ya fueron recogidos (...) Para minimizar el número de caídas, 62 equipos trabajan en el mantenimiento de árboles y 93 en la de zonas verdes de la ciudad", informó la prefectura a la AFP.

La mañana va acumulando grados de temperatura frente al kiosco de Elsa. Eso significa que por la tarde habrá tormenta, un patrón que viene repitiéndose en Sao Paulo desde el inicio del verano.

Y si la tempestad alcanza la violencia de otros días, ella volverá a dejar su negocio antes de hora.

"Este verano tengo mucho más miedo. Hace 20 años que trabajo aquí y creo que la situación ha llegado a un punto crítico", cuenta preocupada.




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