El Hombre de Paiján
El Hombre de Paiján representa una parte importante de la historia temprana de Perú, con evidencias valiosas sobre las primeras poblaciones humanas con restos humanos completos encontrados en los valles norteños.
Se verificó que los restos fósiles completos más antiguos de un hombre y una mujer en el Perú fueron encontrados en los valles de Virú y Pacasmayo, así como en la cuenca del río Chicama en la costa de la región La Libertad. En este lugar se descubrieron los restos completos de una mujer de aproximadamente 25 años y un niño de unos 12 años.
Los habitantes de Paiján eran pescadores, cazadores y recolectores que vivieron durante el Holoceno Temprano, con una antigüedad de 8,000 años a.C., cuando aún no se practicaban la agricultura y la ganadería en los Andes.
Para subsistir, los paijanenses aprovechaban los recursos vegetales y animales de diversas fuentes, como el mar, las lomas, el valle y los bosques de la Yunga. Su dieta incluía varios tipos de peces, moluscos marinos y terrestres, palomas, roedores de campo, lagartos (incluido el cañan) y ocasionalmente venado.
El descubrimiento de batanes o moledores de piedra sugiere que procesaban plantas, probablemente vainas de algarrobo, gramíneas y zapote. La presencia de caries en uno de los esqueletos de Pampa de los Fósiles sugiere que los vegetales eran importantes en su dieta. En esa época, los mastodontes y otros grandes animales pleistocénicos ya habían desaparecido.
Los grupos paijanenses enterraban a sus muertos en lechos previamente preparados con ceniza, envolviéndolos en una estera, lo que indica creencias religiosas y en la vida después de la muerte.
Descubierto por el arqueólogo peruano-francés Rafael Larco Hoyle, se sabe que los hombres de Paiján construyeron los primeros refugios de piedra para protegerse del viento, con paredes semicirculares y sin techo.
