Desde París (AFP)
Los ferroviarios franceses echan un pulso a Macron con una huelga masiva
El inicio este martes de una serie de huelgas intermitentes en la empresa pública francesa de ferrocarriles supone un desafío para el presidente Emmanuel Macron y su agenda de reformas.
2 de abril de 2018

Un empleado de la SNCF observa un tren lleno de pasajeros en una estación de París el 3 de abril de 2018, en el primer día de huelga de la compañía de ferrocarriles - AFP/AFP
El inicio este martes de una serie de huelgas intermitentes en la empresa pública francesa de ferrocarriles supone un desafío para el presidente Emmanuel Macron y su agenda de reformas.
El movimiento amenaza con perturbar durante tres meses los viajes de los 4,5 millones de personas que toman el tren a diario en Francia.
Los sindicatos de la compañía de ferrocarriles, la SNCF, protestan contra un proyecto del gobierno que quiere poner fin al estatuto especial de sus trabajadores, que incluye entre otras ventajas la garantía de un empleo de por vida.
Para ello han ideado un nuevo concepto de movilización, con una huelga de dos días cada cinco, es decir un total de 36 días de paros alternados hasta finales de junio.
Las consecuencias de la primera de esas huelgas, que comenzó oficialmente el lunes a las 19H00 (17H00 GMT), se notarán realmente a partir de este martes por la mañana.
La dirección de la SNCF prevé que sólo circule, de media, uno de cada ocho trenes de alta velocidad durante la jornada. Además, no habrá ningún tren con destino a España, Italia y Suiza, aunque sí circularán tres de cada cuatro Eurostars hacia Londres y Bruselas, y el Thalys con destino a Bélgica y Holanda operará casi con normalidad.
- "Un impacto muy duro" -
Los ferroviarios protestan contra la supresión del estatuto especial de sus trabajadores para los nuevos contratados, la apertura del servicio de ferrocarril a la competencia y la transformación de la empresa en sociedad anónima, lo que, según ellos, abre la vía a una futura privatización, algo que niega el gobierno.
Con este movimiento, los sindicatos de la SNCF esperan lograr el apoyo de la opinión pública que, según los sondeos, se opone en su mayoría a la huelga.
Hasta ahora, el presidente francés, que asumió el cargo en mayo pasado con la voluntad de "transformar" el país, ha logrado imponer sin gran resistencia sus reformas, incluida la muy delicada reforma laboral, a pesar de varias manifestaciones.
Pero esta vez Macron se enfrenta a una tarea mucho más difícil al atacar una empresa de 147.000 empleados que consiguió doblegar la voluntad reformista de varios gobiernos franceses en las últimas décadas.
"Nos esperamos a un movimiento social de mucho peso, muy fuerte, con un impacto muy duro para los usuarios del tren. Frente a eso, debemos mantener el rumbo que fijamos", aseguró una fuente gubernamental.
- Credibilidad -
Para justificar la reforma, el gobierno recuerda la enorme deuda de la empresa pública, la necesidad de prepararla para la próxima apertura a la competencia y sus importantes costes. "Hacer circular un tren en Francia cuesta un 30% más caro que en otras partes", repite el ejecutivo.
El presidente francés se juega parte de su credibilidad en este asunto. Aunque por el momento ha cedido el protagonismo a su gobierno, Macron no puede dar marcha atrás ante los ferroviarios después de haber acusado varias veces a sus predecesores de inmovilismo.
Frente a él, el primer sindicato francés, la CGT, ha llamado a una "convergencia de las luchas" para defender los servicios públicos y el famoso "modelo social francés".
Después de que los estudiantes, los funcionarios y los jubilados se manifestaran en las últimas semanas, el personal de la SNCF recibe el apoyo de los basureros y de los empleados del sector energético, que también hacen huelga este martes.
Mientras, los trabajadores de la aerolínea Air France pararán de trabajar el martes por cuarta vez en poco más de un mes para reclamar un aumento general de sueldos del 6%.
Esa huelga, que no está relacionada con las reformas de Macron, aumenta aún más el número de usuarios descontentos en un momento decisivo para los sindicatos y el gobierno.