Desde Cambridge (Reino Unido) (AFP)

La sustentabilidad centrará la nueva estrategia científica británica en la Antártida

En la Antártida, las misiones científicas británicas estudian como el océano absorbe calor y carbono, censan animales polares y perforan el hielo para descubrir las condiciones atmosféricas del pasado. Pero al mismo tiempo, se adaptan para reducir su propio impacto medioambiental.

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El British Antarctic Survey (BAS) ha preparado un plan de exploración de la Antártida para los próximos diez años - AFP/AFP
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En la Antártida, las misiones científicas británicas estudian como el océano absorbe calor y carbono, censan animales polares y perforan el hielo para descubrir las condiciones atmosféricas del pasado. Pero al mismo tiempo, se adaptan para reducir su propio impacto medioambiental.

"El foco principal de nuestra estrategia está realmente en el cambio climático, porque las regiones polares son las zonas de la Tierra que cambian más drásticamente", explica Jane Francis, directora del British Antarctic Survey (BAS).

En los próximos diez años, "lo que intentamos hacer es planificar el futuro de nuestras investigaciones más de lo que lo hacíamos, porque creo que es realmente urgente que entendamos cómo está cambiando nuestro clima", afirma a la AFP.

"Tenemos que contribuir a tomar buenas decisiones sobre energías renovables, sobre cómo ahorrar carbono y cómo vivir en mejor equilibrio con nuestro planeta", agrega al presentar esta nueva estrategia.

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La directora del British Antarctic Survey (BAS), Jane Francis, dijo que la nueva estrategia científica estará centrada en el cambio climático y la sustentabilidad (AFP/AFP)

En la sede del BAS, en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge, se puede ver parte de la tecnología que utilizan sus científicos para estudiar las regiones polares.

Disponen de pequeños submarinos autónomos para recoger datos en las profundidades de las gélidas aguas del océano Antártico, que rodea la Antártida y actúa como sumidero de carbono, absorbiendo calor y CO2 de la atmósfera.

Desde el cielo, drones y satélites les permiten vigilar y contar las poblaciones de animales en las zonas más remotas o inaccesibles.

Para recabar información sobre las condiciones atmosféricas registradas en el pasado, los científicos perforan las capas de hielo y los glaciares, de donde extraen fragmentos de hielo con cientos de miles de años de antigüedad.

Este se corta después dentro de una cámara frigorífica especial en los laboratorios del BAS, cuya temperatura se mantiene a -25ºC. Aquí se extraen las burbujas de aire atrapadas en su interior para medir la concentración de gases de efecto invernadero -CO2 o metano- que contienen.

- Eficiencia energética e inteligencia artificial -

El BAS explota actualmente cinco estaciones de investigación en la Antártida, aunque una de ellas sólo durante el verano austral.

En estas, uno de sus principales objetivos es reducir sus propias emisiones de carbono. El organismo quiere descarbonizar todas sus actividades de aquí a 2040, explica otro de sus responsables, Nopi Exizidou.

"Para nuestras estaciones de investigación, estamos invirtiendo mucho en tecnologías de energías renovables", subraya.

Así por ejemplo, la estación de Bird Island, situada al oeste de las Malvinas, utiliza un sistema de energía solar y almacenamiento en baterías que debería reducir a la mitad su consumo de combustible.

La estación de King Edward Point, en Georgia del Sur, cuenta con una central hidroeléctrica que cubre el 80% de la demanda de calefacción y electricidad.

En Rothera, la mayor estación de investigación británica en la zona, ubicada en la isla de Adelaida, un nuevo edificio de alta eficiencia energética sustituirá a varios edificios antiguos.

El BAS también cuenta con un equipo de ingenieros que está desarrollando un conjunto de herramientas de inteligencia artificial que ayudarán a planificar rutas marítimas y a gestionar de forma más eficiente los buques de investigación.

Estas futuras tecnologías serán "verdaderamente revolucionarias", afirma Francis.

"No necesitamos llevar el barco tan lejos, no necesitamos llevar el avión devorador de combustible, podemos enviar drones, podemos enviar robots marinos", afirma entusiasmada. Así, "podemos recoger datos, muchos más datos, más rápido" y con un menor impacto medioambiental.



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