Desde Golovkovo-Marino (Rusia) (AFP)

Rusia responde al embargo con camembert, mozzarella y roquefort locales

El camembert de Dimitri Markitan tiene la forma y la cáscara blanda de este queso de Normandía (Francia), pero se produce en base a leche de cabra en la periferia de Moscú.

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El fabricante de quesos elaborada con leche de cabra Dimitri Markitan trabaja en su fábrica de Maryino, a unos 100 kilómetros de Moscú, el 9 de diciembre de 2014 - AFP/AFP
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El camembert de Dimitri Markitan tiene la forma y la cáscara blanda de este queso de Normandía (Francia), pero se produce en base a leche de cabra en la periferia de Moscú.

Y mientras su modelo francés, fabricado con leche de vaca, está proscrito de los comercios rusos debido al embargo alimentario decretado por Rusia en respuesta a las sanciones occidentales, sus ventas han aumentado considerablemente.

Lo mismo sucede con la mozzarella de la región de Briansk (oeste) y el roquefort de Altai (Siberia occidental).

"La producción verdaderamente ha aumentado mucho", aseguró Markitan, quien dirige una explotación de 150 cabras en Golkovo Marino, a unos 100 kilómetros al norte de la capital rusa.

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Unas cabras comen repollo en una fábrica de producción de queso en Golovkovo-Maryino, a unos 100 kilómetros de Moscú el 9 de diciembre de 2014 (AFP/AFP)

"En agosto, tratábamos un centenar de litros de leche por día, pero actualmente estamos tratando entre 270 y 300", se congratuló este fabricante de quesos en sus talleres esterilizados, cuyos refrigeradores están repletos.

"Creo que esto se debe a las sanciones. Clientes que antes trabajaban con productos importados vienen ahora a trabajar con nosotros", reconoció.

Después de las frutas, los quesos son los productos europeos más afectados por el embargo decretado en agosto por el presidente Vladimir Putin sobre la mayor parte de los productos alimentarios de los países que sancionan a Rusia por la anexión de Crimea y su presunto apoyo a los separatistas del este de Ucrania.

Según Bruselas, las exportaciones de productos lácteos hacia Rusia representaban en los últimos años aproximadamente 1,3 millones de toneladas anuales, 900.000 toneladas de las cuales correspondían a los quesos.

Las autoridades rusas lanzaron un ambicioso programa de varios miles de millones de euros para desarrollar la industria agroalimentaria local, pero los expertos son escépticos. Para crear una industria quesera suficientemente poderosa, hay que aumentar primero la producción de leche, lo que tomará al menos tres años.

La tarea es compleja, debido a que la situación económica en Rusia es difícil y el acceso a los créditos es complicado. Sobre todo, nadie sabe cuándo se levantará el embargo y cuándo, por lo tanto, la producción europea volverá al mercado ruso.

- Una suerte para otros exportadores -

Sin embargo, algunos productores rusos comenzaron a reemplazar la producción importada por sus versiones locales de los quesos europeos más populares.

Así, aparecieron paquetes de mozzarella fabricados en Rusia en las tiendas de comestibles finos moscovitas. Según los medios de comunicación rusos, los empresarios del Altai decidieron lanzarse a la producción de camembert y de roquefort después de estudiar su fabricación en Francia.

El sitio web Gazeta.ru contó la historia de los monjes del monasterio de la Isla de Valaam, en el Lago Ladoga (noroeste), que tomaron cursos en Italia y compraron allí los equipos necesarios para producir mozzarella y ricotta. Esta práctica no es una novedad en el espacio de la antigua URSS, donde no existe la cultura de las denominaciones de origen controlado y donde desde la época soviética se bebe champán y coñac producidos localmente.

A una escala mayor, Rusia compra actualmente en Serbia, Nueva Zelanda y quizás en Israel, sobre todo cuando se trata de queso industrial, que los rusos consumen en grandes cantidades. En una quesería de Moscú, cuyos habitantes más acomodados compran productos alimenticios europeos, el 70% de la mercancía vendida llega de Suiza, que no aplica el embargo porque no es miembro de la UE.




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