Desde Hong Kong (AFP)

Moldear las cejas para cambiar la suerte, una tradición en Hong Kong

Si quiere tener éxito en el trabajo o enamorarse, Li Chau-jing, experta en la lectura de los rasgos faciales, tiene la solución: le depilará las cejas para que pueda cumplir sus sueños.

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Edward Lam, un técnico de televisión de 35 años, se despila las cejas el 22 de julio de 2016 en Hong Kong - AFP/AFP/Archivos
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Si quiere tener éxito en el trabajo o enamorarse, Li Chau-jing, experta en la lectura de los rasgos faciales, tiene la solución: le depilará las cejas para que pueda cumplir sus sueños.

Li practica este arte chino milenario a su manera, convencida de que modificando ligeramente la mirada de sus clientes, les mejorará la suerte.

En los mercados y cerca de los templos de Hong Kong, se multiplican los puestos que proponen esta disciplina ancestral, en medio de un mar de rascacielos.

Sus adeptos creen poder predecir el futuro de la gente en función de la forma de la cara: una frente prominente significa que la persona es previsora, unos pómulos marcados son señal de poder...

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Una mujer le retoca las cejas a una clienta en Hong Kong el 22 de julio de 2016 (AFP/AFP/Archivos)

El rostro se puede leer como un libro, aseguran. Es el escaparate de la salud, de la riqueza y de la historia familiar.

Li piensa que puede cambiar el destino con su pinza de depilar.

"Es un cambio inmediato y aplicable a todos", declara a la AFP esta mujer, con una clientela de edades comprendidas entre los 7 y los 77 años.

"Puedo ayudar a alguien en un lapso de tiempo muy corto, aportándole energía y felicidad", asegura.

- Disciplina 'científica' -

Li lleva un vestido blanco largo, con lunares violetas. No quiere revelar su edad, pero deja caer que trabaja desde hace 43 años.

Fue maquilladora y desde hace seis años trabaja en una tienda del barrio de Shui Po, empapelada con fotografías de ojos y cejas.

Las mujeres suelen pedirle que resuelva problemas conyugales y sentimentales. A los hombres les preocupa la carrera.

Según Sham Shui Po, las cejas rectas son de mejor augurio que las que tienen forma de arco. "Las personas con cejas muy rectas no tendrán que superar muchas pruebas", afirma.

Edward Lam, un técnico de televisión de 35 años, asegura tener energía desde que le dieron forma a las cejas. "Creo que la impresión que he dado" durante las entrevistas de trabajo "era mejor", cuenta a la AFP.

"Mi principal objetivo es conseguir trabajo, mejorar mi red de contactos y mi carrera", resume.

Chow Hon-ming, un 'lector de caras', asegura que se trata de una disciplina con vínculos con la medicina tradicional china.

Una práctica de hace 2.000 años que se desarrolló en el país en el siglo X, al final de la dinastía Tang, una época sinónimo de miedo al futuro, explica Chow a la AFP.

- 'La nariz de Jackie Chan' -

"Hay momentos cruciales en la vida de una persona y si no consigue hacer una elección en esos momentos decisivos, puede que tenga ganas de consultar a un maestro" de esta disciplina, añade.

Para una lectura facial, hay que empezar por la oreja izquierda, que habla de los siete primeros años de vida.

Seguir por la derecha, para conocer los siete siguientes, y pasar a la nariz, la barbilla y los ojos, para predecir el futuro.

Algunas características faciales tienen un significado concreto: un mentón pronunciado o una mandíbula cuadrada suponen que la persona tendrá poder a medida que envejezca, las narinas anchas, que gasta mucho dinero.

"La nariz representa la riqueza, no tiene más que mirar la de (el actor) Jackie Chan, es muy grande", dice Chow, que predice la victoria de Hillary Clinton en las presidenciales en Estados Unidos porque su barbilla es "más fuerte" que la de su rival, Donald Trump.

Según él, modificar un rostro ligeramente, por ejemplo depilando las cejas, no cuesta tanto y es útil, pero cualquier cambio drástico, como una operación de cirugía estética, puede causar más daño que otra cosa.

Cerca del templo de Wong Tai Sin, decenas de tenderetes proponen a miles de turistas una lectura facial.

Fu Xiaohong, una china de 26 años, quiere resolver un problema personal. "Tengo un deseo en mi corazón", confiesa sin decir cuál. A su salida, parece esperanzada, pero prudente. "No creo en ello completamente. Vine a probar", explica.




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