Desde Berlín (AFP)

La línea dura de Alemania con Grecia provoca diferencias con Bruselas y París

La decisión de Alemania de cerrar las puertas a las negociaciones con Grecia hasta que se haya celebrado el referéndum del domingo crea divergencias con Bruselas y París.

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La canciller alemana, Angela Merkel, asiste a una rueda de prensa en Berlín el 30 de junio de 2015. La decisión de Alemania de cerrar las puertas a las negociaciones con Grecia hasta el referéndum del domingo crea divergencias con Bruselas y París - AFP/AFP
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La decisión de Alemania de cerrar las puertas a las negociaciones con Grecia hasta que se haya celebrado el referéndum del domingo crea divergencias con Bruselas y París.

Esta oposición se puso en evidencia el miércoles: mientras la Comisión Europea, junto a Francia, aún intentaba alcanzar un acuerdo de última hora entre Atenas y sus acreedores, Alemania frenaba en seco estos esfuerzos, apoyada finalmente por sus socios de la zona euro.

Este referéndum "podemos esperarlo con calma puesto que Europa es fuerte" declaró la canciller alemana, Angela Merkel, en el Bundestag. "Un buen europeo no es aquel que busca el compromiso a cualquier precio", añadió.

"El acuerdo debe ser inmediato", dijo por su parte el presidente francés, François Hollande, llamando a retomar el diálogo sin demora y denunciando "las rupturas brutales".

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El presidente francés, François Hollande, da un discurso en París el 30 de junio de 2015. La decisión de Alemania de cerrar las puertas a las negociaciones con Grecia hasta el referéndum del domingo crea divergencias con Bruselas y París (AFP/Pool/AFP)

El gobierno de Alexis Tsipras rechazó el sábado las últimas propuestas de sus acreedores (UE, FMI y BCE) y puso presión sobre sus socios europeos al anunciar que lo consultaría con su pueblo. Las consecuencias de este referéndum previsto el domingo alimentan las inquietudes, en particular sobre la posibilidad de la salida de Grecia del euro.

La posibilidad de este 'Grexit', que a veces parece no preocupar a los alemanes, "de hecho preocupa mucho en Berlín", así como en París o Bruselas, y sería un "fracaso personal" para Angela Merkel, heredera ideológica del excanciller Helmut Kohl, que participó en la creación de la moneda única, subraya Claire Demesmay, politóloga del Instituto Alemán de Política Exterior (DGAP).

En su opinión, las diferencias surgidas entre Merkel y Hollande son esencialmente "de método" y se explican por opiniones públicas divergentes en Francia y Alemania.

- 'París quedó aislada' -

"El posicionamiento diferente se explica por la situación interna distinta. En Francia, se le pide a Hollande que sea más flexible, mientras que en Alemania se pide a Merkel que sea más firme", resume. Sin embargo, en el fondo "están relativamente cercanos", según Demesmay.

Por otra parte, el gobierno alemán está muy condicionado en sus decisiones por la necesidad de tener el acuerdo de los diputados de la mayoría. Debe asegurarse de que cualquier acuerdo negociado obtenga el apoyo parlamentario, algo que toma su tiempo y no está garantizado de antemano, sobre todo porque el descontento aumenta en el seno del partido conservador CDU/CSU de Merkel.

Según los analistas, la firmeza de Berlín también se explica por razones culturales. El anuncio imprevisto del referéndum choca en Alemania, donde se considera una ruptura de las reglas del juego. Merkel además insistió el miércoles sobre este "respeto a las reglas" en una Europa descrita como una casa común. Estas reglas son a veces interpretadas en Francia de manera más laxa, como lo demostró en los últimos años el debate sobre el déficit presupuestario.

Si Merkel está en el primer plano de las negociaciones europeas, también se encuentra bajo la presión de varios Estados como Holanda, Finlandia, Eslovaquia o Austria, de los que se convirtió en su portavoz y le exigen mantener la firmeza.

Ante esta coalición y frente a los países del sur como España y Portugal, que consideran haber respetado las reglas del juego pagando el precio de sacrificios sociales y políticos importantes, "París está relativamente aislada" en el rol de mediador, estima Demesmay.

No obstante, para muchos observadores los mensajes de comprensión hacia los griegos enviados esta semana por Francia también serían fruto de un cálculo. Esto podría ser una manera de endosar a otros la responsabilidad de un eventual fracaso de Europa en el referéndum griego y un medio para confirmar el papel de mediador de Hollande.




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